Cámara al Hombro: Uruguay, Sin rastro
Cientos de uruguayos han desaparecido en democracia y las cifras van en aumento. Actualmente existen 700 casos sin resolver.
Por lo general, en estos casos no existen motivos aparentes que justifiquen la desaparición, lo que genera un mayor desconcierto entre las autoridades.
Cuando una persona se ausenta de su entorno habitual se enciende una alarma, su familia comienza a buscar indicios de su paradero y realizan la denuncia en la policía, equipos especializados y la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).
Se aplican protocolos y si no se consiguen resultados a corto plazo, poco a poco las autoridades relegan el caso y son sus familiares los que cargan en solitario con la responsabilidad de encontrar a la persona ausente.
El hecho de no saber qué sucedió se convierte en el móvil de vida de hijos, hermanos y padres. Las familias quedan destruidas y la manera de llevar adelante el día a día es sencillamente continuar buscando.
Existe mitos en torno a las denuncias y uno de los más graves es el que recomienda realizar la misma 48 horas después de la desaparición para evitar alarmas innecesarias.
El Ministerio del Interior cuenta con una página donde se publican las fotos de personas ausentes. Dentro de las cuales se encuentra el caso de Yanina Cuello, quien desapareció cuando tenía 16, lo último que se supo es que se dirigía a la plaza de su barrio, la cual quedaba a seis cuadras de su domicilio.
La desaparición de Yanina ha estado rodeada de aspectos sospechosos que llevan a su madre a presumir que se encuentra en una red de trata.
Al tiempo de la desaparición, su madre recibió mensajes del exterior donde la extorsionaban a cambio de información de su hija. Pese a las pruebas que obtuvo de los mensajes, nunca recibió respuestas satisfactorias por parte de las autoridades.
La realidad es que esta situación no discrimina en edad, sexo o posición económica. Familias quedan destrozadas y en el desamparo, desatando una búsqueda incesante. La falta de respuesta de un Estado que deja la sensación de que podría hacer más, para que no existan otros individuos que desaparezcan sin dejar rastro.
Alejandro Obaldía, Montevideo.
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