Cámara al Hombro: El turismo, un favorecido de los acuerdos de paz

Olga Lucía Quintero fue víctima del conflicto armado, al igual que lo han sido varios millones de campesinos colombianos.

Ella volvió a su parcela, en la parte montañosa de El Cerrito, municipio del departamento del Valle del Cauca, al occidente del país.

Olga Lucía, junto a otros campesinos y familias de veredas, como Tenerife y Regaderos, participan actualmente en la consolidación de un proyecto turístico, el corredor de la montaña.

El Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC representa indudables beneficios para Colombia. Uno de los sectores beneficiados ha sido el turismo.

Además de generar ingresos, se trata de regresarle la vida al territorio de pertenencia. Una región privilegiada en el ambiente, el paisaje, la cultura y la gente.

Cuando iniciaron los diálogos en 2012, el país recibió 1,6 millones de visitantes. En 2017, año en el que la guerrilla dejó las armas, los visitantes se triplicaron.

Es probable que el futuro de Colombia no sea el turismo, como lo anuncian algunos funcionarios gubernamentales, con más imprudencia y oportunismo, que sentido de la realidad.

Pero también es cierto que para personas como Olga Lucía y para miles de familias de la vasta geografía rural que ha afectado la guerra, el turismo ya representa una opción de supervivencia, dignidad, reconstrucción de redes familiares y sociales, y de esperanza.

Hay grandes desafíos para una industria que es interdependiente de otros ramos del desarrollo, y cuyo éxito se relaciona con territorios en los que perduran los intereses y negocios generadores de violencia.

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