Esta no es la primera vez que Damasco es objeto de sanciones impuestas por EE.UU. La Ley César, es la nueva versión de estas medidas coercitivas y se considera la más severa contra un pueblo que sufre desde más de ocho años, una guerra catastrófica a todos los niveles, y no controla una parte importante de sus recursos y riquezas naturales.
Los funcionarios sirios afirman que el objetivo de estas sanciones es evitar que el Gobierno logre avances en el proceso de reconstrucción, especialmente porque la mayor parte de la producción nacional de petróleo aún está fuera del control del Gobierno. El sector energético y los sectores bancario y de inmobiliaria, encabezan la lista de rubros económicos afectados.
Las sanciones occidentales y estadounidenses, aplicadas desde el comienzo de la crisis, han obstaculizado el acceso del país a sus necesidades de petróleo, medicamentos y productos alimenticios, lo que conllevó a un incremento de más del 50 % de todas las necesidades del pueblo sirio.
A lo largo de más de cinco décadas, Siria ha sido blanco de varias sanciones estadounidenses y occidentales que no han logrado afectar la firmeza del pueblo sirio y su determinación de apegarse a sus principios.
Bashar Barazi, Siria.
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