“Suministrar al régimen de Kiev cohetes y lanzacohetes de largo alcance convierte a nuestros antiguos socios occidentales en cómplices de los crímenes neonazis ucranianos contra los civiles”, ha sostenido este domingo el representante permanente adjunto de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Dmitri Polianski.
El diplomático ruso ha tachado de repugnante que el suministro de armas se haya convertido en un negocio rentable para Estados Unidos y el Reino Unido. “Entonces, ¿dónde están estos infames valores occidentales?”, ha cuestionado.
Recientemente, y a pesar de las advertencias de Rusia, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) dio luz verde al envío de un paquete de armas por valor de 600 millones de dólares a Ucrania.
Según informes de los medios estadounidenses, el nuevo paquete incluirá municiones para sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS, por sus siglas en inglés), sistemas antidrones y radares antiartillería, entre otros equipos militares.
El martes, Ucrania volvió a exigir a Estados Unidos que sus paquetes de ayuda militar previstos para 2023 incluyan misiles de largo alcance, como los Sistemas de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS, por sus siglas en inglés), que pueden ser disparados por sistemas de lanzacohetes múltiples HIMARS o M270 MLRS.
El embajador ruso en Washington, Anatoli Antonov, advirtió enérgicamente el jueves al Gobierno estadounidense contra una involucración directa en el conflicto con Rusia, so pretexto del apoyo militar a Ucrania.
Precisó que si Ucrania recibe misiles de largo alcance o invade el territorio ruso, esto se interpretará como la confrontación militar de Estados Unidos contra Rusia.
Por su parte, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, dejó claro que, ante un posible envío de los ATACMS a Kiev, “Rusia se reserva el derecho a defender su territorio con todos los medios a su alcance”.
Ante esta coyuntura, la cadena estadounidense NBC News, citando el viernes a dos militares del país norteamericano, informó que los altos mandos castrenses del Pentágono se han opuesto a la idea de suministrar cohetes de largo alcance, conocidos como ATACMS, a Kiev, argumentando que ello puede provocar una respuesta peligrosa de Rusia.
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