“Cualquier cosa puede ser el detonante: la disolución de manifestantes pacíficos como en Libia o Siria, la muerte de un simple ciudadano como en Grecia o Túnez, el fraude electoral como en Georgia o Ucrania”, ha dicho Serguéi Narishkin, el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR, por sus siglas en ruso), en una reunión con altos responsables de la seguridad rusa.
Según Narishkin, se trata de la creación de un algoritmo universal y de la realización de acciones secretas de influencia de manera permanente a nivel mundial; además, ha subrayado que los trabajos de este tipo se ven de forma “más evidente” hoy en día en Venezuela.
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Al respecto, el máximo responsable de la Inteligencia rusa ha advertido que dichas acciones “nunca cesan y no solo se llevan a cabo contra enemigos, sino también amigos y fuerzas neutrales en condiciones de paz, crisis y guerra” para crear una “guerra híbrida”.
Cualquier cosa puede ser el detonante: la disolución de manifestantes pacíficos como en Libia o Siria, la muerte de un simple ciudadano como en Grecia o Túnez, el fraude electoral como en Georgia o Ucrania”, dice Serguéi Narishkin, el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia.
Narishkin ha indicado que el modus operandi de la guerra híbrida se asemeja al de un virus, que es capaz de destruir un organismo humano durante décadas sin mostrarse, pero cuando es descubierto, a menudo es demasiado tarde para luchar.
Washington ha hecho todo lo que ha estado en su mano para derrocar al legítimo Gobierno de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, es decir, ha recurrido a las amenazas con invadir el país, a la aplicación de medidas coercitivas y unilaterales, a bloqueos económicos y a crear caos a través del reconocimiento del líder opositor y jefe de la Asamblea Nacional (AN) venezolana, Juan Guaidó, como “presidente interino” de la nación sudamericana.
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No obstante, el tiempo ha corrido a favor de Maduro, quien recibió el apoyo mayoritario de su pueblo en las presidenciales de 2018, asimismo, cuenta con la lealtad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), cuyos miembros no prestaron atención a los sobornos ofrecidos por EE.UU. y sus aliados, como Colombia, para derrocar al Gobierno venezolano.
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