lunes, 12 de mayo de 2014 5:52

La desigualdad de ingresos ha aumentado en todo el mundo mientras las economías intentaban recuperarse tras la crisis financiera.

Según un reciente informe de Oxfam, el 1 % de la población mundial acapara una riqueza de 110 billones de dólares, y las 85 personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que la mitad de la población. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido de que en las últimas tres décadas la brecha entre ricos y pobres ha crecido en casi todos los países. Según una investigación de este mismo organismo, la desigualdad de ingresos supone, además de una injusticia social, un lastre para las cifras macroeconómicas. La desigualdad puede llevar a un crecimiento más lento o menos sostenible, mientras que una distribución moderada del ingreso puede ayudar a la economía. Organizaciones de desarrollo internacional como Oxfam han argumentado durante mucho tiempo que la gobernanza económica internacional debe abordar las crecientes brechas entre ricos y pobres y dejar de alentar un bajo gasto público. Algunas voces incluso señalan la desigualdad como la culpable en la sombra de la crisis económica mundial, al alentar el crédito por parte de personas que querían mantener su nivel de vida. 

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