• El Color del Dinero - Al asalto del supermercado
lunes, 8 de abril de 2013 21:11

Los desafíos a la ley y el orden constituyen un automatismo que acompaña casi siempre a los tiempos de escasez y pobreza en todos los rincones del planeta.

España, un país donde el paro y las desigualdades no cesan de aumentar, no es una excepción: acciones como el asalto a supermercados para conseguir comida para los necesitados se han erigido en símbolo de aquellos que creen que la desobediencia civil es el único medio para combatir la injusticia social. Y no es éste el único ejemplo: también podemos mencionar la objeción de profesionales de la medicina y la enfermería a la ley que excluye a los inmigrantes irregulares del derecho a la salud, o las concentraciones para impedir desahucios. Estos actos de insumisión, producto de la terrible situación económica, han sido el catalizador de un debate tan antiguo como difícil de dirimir: ¿Es legítimo saltarse la ley en según qué circunstancias? Expropiar a los expropiadores. Con este argumento justificó el diputado de IU, alcalde de Marinaleda y miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Juan Manuel Sánchez Gordillo, el asalto por parte de miembros del SAT a dos supermercados en Écija (Sevilla) y Arcos de la Frontera (Cádiz), con el fin de apoderarse de alimentos para repartirlos entre personas sin recursos. Esta acción, entre muchas otras que han tenido lugar en otros ámbitos de la sociedad, ha resucitado el viejo debate sobre la desobediencia civil, es decir, el desacato por parte de personas libres y conscientes de normas que legalmente tienen obligación de cumplir pero que consideran injustas, con el objetivo de mejorar la vida en sociedad. Sin embargo, no todos los actos de este tipo son completamente pacíficos, por lo que la desobediencia civil suscita sentimientos encontrados entre la población: el temor a que derive en un sectarismo caótico y la certeza de que sin la insumisión hacia ciertas normas, muchos avances sociales jamás hubieran tenido lugar. 

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