“La llegada al poder del movimiento ya es una realidad y necesitaremos establecer relaciones con las nuevas autoridades afganas”, declaró el enviado especial de Moscú para Afganistán, Zamir Kabulov, al canal Soloviev Live de YouTube.
El funcionario ruso dijo que Moscú ha estado en contacto con Talibán desde hace ocho años y aboga por la formación de un gobierno inclusivo para Afganistán.
Los talibanes quieren formar un nuevo liderazgo, que incluya a representantes de otras fuerzas etnopolíticas, destacó Kabulov y agregó que en este caso hay una buena posibilidad de restaurar el orden en el país asiático con el apoyo de la comunidad internacional.
Además, alertó que un nuevo escenario de ataques en Afganistán por parte del Occidente le costará muy caro, teniendo en cuenta el fracaso actual y su experiencia fallida de 20 años tratando de controlar a ese país.
Moscú culpa a EE.UU. y sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por el actual caos en Afganistán. A pesar de dos décadas de presencia militar occidental, Kabul, la capital afgana, cayó el 15 de agosto a manos de los talibanes, en medio de la salida apresurada de las tropas extranjeras, encabezadas por EE.UU.
En esta línea, Kabulov dijo el 3 de agosto que los estadounidenses “aprovecharon la situación [de Afganistán] para establecer una red ramificada de bases militares en el territorio del país asiático para que pudieran proyectar fuerza a las regiones limítrofes a Afganistán, incluida Rusia”.
Por su parte, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, indicó el martes que, tras la salida de EE.UU. de Afganistán, Washington busca enviar una parte de su infraestructura, armamento y tropas a los países de Asia Central para poder lanzar ataques contra el territorio afgano.
Además, el funcionario ruso advirtió que el Kremlin no quiere ver a tropas de EE.UU. en su frontera sureña, argumentando que la presencia estadounidense en la región convertirá esta zona en un objetivo para ataques de milicianos.
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