“Entre las prioridades conjuntas de la política exterior está la resolución integral de los problemas de la península de Corea para garantizar la paz y la estabilidad en el nordeste asiático”, ha señalado este martes el mandatario ruso al término de su reunión con el líder chino, en Moscú, la capital de Rusia.
La reunión entre ambos jefes de Estado se produce el mismo día en el que Pyongyang ha lanzado con éxito otro misil balístico hacia el mar del Este (mar de Japón) que, según alega, puede llegar a cualquier lugar del globo terráqueo, circunstancia que podría conllevar una reacción militar en su contra, como ya lo anunciaran varios funcionarios estadounidenses.
En paralelo a esta reunión, los cancilleres de ambos Estados, el ruso, Serguéi Lavrov, y el chino, Wang Yi, han emitido una declaración conjunta en la que han dejado en claro su rechazo “a toda declaración o acción que pueda intensificar o agravar las contradicciones” y, en este sentido, instan a todas las partes involucradas en la crisis a la “contención” y “a mostrar una disposición al diálogo sin condiciones previas".
Entre las prioridades conjuntas de la política exterior está la resolución integral de los problemas de la península de Corea para garantizar la paz y la estabilidad en el nordeste asiático”, ha señalado el presidente ruso, Vladimir Putin.
En el documento, los cancilleres instan, igualmente, a Corea del Norte a "declarar una moratoria a las pruebas de los explosivos nucleares y a los ensayos de misiles balísticos, y a Corea del Sur y EE.UU., a abstenerse de maniobras conjuntas de envergadura", calificadas de “actos hostiles” en su contra por Pyongyang.
Moscú y Pekín, mediante el texto, han vuelto a mostrar su rechazo a toda presencia militar de fuerzas ajenas a la región en la zona, y se han opuesto al emplazamiento por EE.UU. del escudo antimisiles THAAD (siglas en inglés del sistema de Defensa Terminal a Gran Altitud) en el nordeste asiático so pretexto de contrarrestar la amenaza nuclear de Corea del Norte.
La península coreana vive momentos de alta tensión entre Washington y Pyongyang, desatada por el aumento de la presencia militar estadounidense en la zona y las constantes pruebas de misiles balísticos de Corea del Norte. Hay temores de que la escalada de esas tensiones termine en una guerra nuclear entre las partes involucradas.
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