“Queremos una operación que corresponda a esos mártires […] incluso si se realiza tarde. El tiempo no es importante”, enfatizó Abu Alaa al-Walae, líder del Kataib Sayed al-Shuhada —que forma parte de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe)—, en una entrevista concedida el lunes a la agencia estadounidense de noticias Associated Press (AP).
Al-Walae prometió, de este modo, vengarse de EE.UU. por el ataque que lanzó el 28 de junio contra la región de Al-Qaim, en el oeste de Irak, cerca de la frontera con Siria, en el que cuatro miembros de las Al-Hashad Al-Shabi cayeron mártires.
Al desarrollar su advertencia, aseguró que las fuerzas populares iraquíes buscan realizar una operación sobre la que “todos digan que [sí] ellos se han vengado de los estadounidenses”.
En este sentido, explicó que la ofensiva de represalia de las fuerzas iraquíes constituiría una “operación cualitativa por aire y mar, a lo largo de la frontera de Irak, en la región o en cualquier lugar. Es una guerra abierta”.
El Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono) alegó, en un comunicado, que los bombardeos que lanzó en la frontera iraquí-siria fueron en respuesta a los ataques de las fuerzas populares contra las bases y tropas estadounidenses en suelo iraquí.
No obstante, el líder del grupo Asaib Ahl al-Haq, Qais al-Jazali, rechazó el martes pasado las acusaciones que lanza EE.UU. para justificar sus ataques contra las fuerzas populares iraquíes y aseveró que las Al-Hashad Al-Shabi han declarado claramente que no son responsables de los ataques a las fuerzas estadounidenses en Irak.
Los grupos populares y de la Resistencia de Irak aseguran que cuentan con el poder suficiente para obligar a las tropas de EE.UU. a salir del país e instan a Washington a replegar sus fuerzas lo antes posible, antes de que sea demasiado tarde.
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