El cambio se debe al nuevo papel de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en el acuerdo nuclear, que le obliga a guardar un mayor nivel de confidencialidad del que hasta ahora había mantenido, y que había supuesto motivo de queja en numerosas ocasiones para Teherán.
Raquel González, Viena.
xsh/anz/rba