En su intervención en una reunión de la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi ha dicho este miércoles que durante su viaje a Teherán la semana pasada solicitó a las autoridades iraníes que, “si fuera posible dejaran de aumentar sus reservas de uranio enriquecido al 60 %”. “Debo decir que mi solicitud fue aceptada”, destaca.
Ha afirmado que Irán ya ha dado “pasos técnicos iniciales” para limitar sus reservas de uranio enriquecido al 60 % y aceptar nuevos inspectores que la agencia necesita tener en Irán.
“Concedo importancia al hecho de que por primera vez desde que Irán se distanció de sus obligaciones pasadas, están tomando una dirección diferente”, ha matizado en una rueda de prensa tras la reunión de la Junta en Viena (Austria).
Sin embargo, el jefe de la AIEA ha enfatizado que no podía “excluir” la posibilidad de que el compromiso de Irán pudiera flaquear “como resultado de nuevos acontecimientos”. “Una vez más, digo esto en el contexto de una serie de cuestiones que necesitan ser abordadas en su totalidad”, agrega.
Grossi ha dicho además que tuvo conversaciones “constructivas” con funcionarios iraníes en Teherán y ha expresado su esperanza de que esa interacción continúe en el futuro.
Ha señalado que sus reuniones produjeron “resultados concretos”, que podrían llevar a una trayectoria “menos confrontativa y más constructiva” en las interacciones entre el organismo de control nuclear de las Naciones Unidas e Irán.
“Lo que veo es una disposición a participar y trabajar con nosotros, no solo en el contexto de la reunión con el presidente [iraní, Masud Pezeshkian] sino también con el ministro de Exteriores [Abás Araqchi]”, ha detallado.
Durante su visita a Teherán, Grossi discutió las vías de resolver los problemas de salvaguardias pendientes entre la agencia e Irán. Allí el canciller iraní expresó la voluntad de la República Islámica de diálogo y cooperación con la Agencia, siempre y cuando no se aprueba ninguna resolución crítica contra el país en la Junta de Gobernadores.
Esto mientras que las potencias occidentales ya han presentado una resolución censurando a Irán por lo que describen como una mala cooperación con la AIEA en su reunión de la Junta de Gobernadores. El ministro de Asuntos Exteriores de Irán ha advertido de una respuesta “proporcionada” de Teherán si la junta aprueba la resolución.
En 2015, Irán llegó a un acuerdo con el Grupo 5+1 (entonces compuesto por Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania), en el marco del cual aceptó frenar su trabajo nuclear pacífico como medida de fomento de la confianza a cambio de la eliminación de las sanciones occidentales.
El acuerdo se descarriló en 2018, cuando EE.UU. se retiró unilateralmente y restableció todas las sanciones suspendidas en virtud del acuerdo, conocido oficialmente como el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o el JCPOA, por sus siglas en inglés).
En 2019, Irán dejó de implementar parte de sus compromisos en virtud del PAIC —entre otras acciones inició a enriquecer uranio al 60%— en respuesta a la retirada de Washington y al fracaso de las partes europeas para compensar esta retirada.
Posteriormente, Irán adoptó ciertas medidas más restrictivas en respuesta a las resoluciones antiraníes patrocinadas por Occidente en la AIEA y la insatisfacción del país con el manejo de la cuestión nuclear por parte del organismo.
Esas medidas incluyeron la desactivación de algunos dispositivos de vigilancia utilizados para monitorear su programa nuclear y la prohibición de ciertos inspectores en medio de temores de espionaje occidental dirigido contra las instalaciones nucleares de Irán.
Irán denuncia que la AIEA está influenciada por la inteligencia occidental, diciendo que la agencia debería operar estrictamente como un organismo técnico y evitar la presión política.
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