Según medios bahreiníes, cientos de seguidores del sheij Isa Ahmad Qasem, líder espiritual del disuelto partido opositor Al-Wefaq, tomaron la noche del viernes las calles de la capitalina ciudad de Manama y localidades aledañas.
En la protesta, los indignados bahreiníes solicitaron atención médica urgente para su líder y catalogaron de “falsos” los comunicados del Ministerio de Salud sobre el estado del sheij Isa Ahmad Qasem.
De igual modo, denunciaron las atrocidades de los Al Jalifa contra el pueblo y lamentaron que las prácticas crueles se lleven a cabo en medio del mutismo de la comunidad internacional.
En la misma jornada, el secretario general del movimiento iraquí Al-Nuyaba, el sheij Akram al-Kaabi, denunció el arresto domiciliario del líder Qasem y lo tachó de “una clara violación a los principios del Islam y de los derechos humanos”.
Nunca jamás permitiremos que los Al Jalifa profanen nuestras santidades”, precisa el secretario general del movimiento iraquí Al-Nuyaba, el sheij Akram al-Kaabi.
“Nunca jamás permitiremos que los Al Jalifa profanen nuestras santidades”, precisó el titular iraquí para luego prometer una firme respuesta a estas medidas inhumanas del régimen de Manama.
El pasado mayo, el régimen bahreiní ordenó el arresto militar del sheij Qasem, después de que una corte local lo sentenciara a un año de cárcel y confiscara todos sus bienes, además de exigirle el pago de una multa de unos 2500 dólares por cargos relacionados con “el terrorismo”.
Desde esa fecha, el líder bahreiní no tiene permiso para mantener algún contacto pese a las manifestaciones populares y pacíficas celebradas en diferentes puntos del país para exigir el levantamiento del cerco.
La organización pro derechos humanos Amnistía Internacional (AI) llamó el pasado 27 de noviembre a las autoridades bahreiníes a prestar atención médica inmediata al clérigo chií.
En paralelo, el Instituto para los Derechos Humanos y la Democracia de Bahréin (BIRD), con sede en el Reino Unido, publicó un informe en el que advirtió de que la vida del destacado clérigo bahreiní corre gran peligro.
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