Dos poderosos sismos de magnitud 7,8 y 7,5 respectivamente azotaron el lunes Turquía y Siria, causando hasta ahora más de 7800 muertos y miles de edificios arrasados.
Adelheid Marschang, alta responsable de Emergencias de la OMS, ha advirtió este martes que las principales necesidades pueden estar insatisfechas en el corto y mediano plazo en Siria, que ya enfrenta una crisis humanitaria de varios años debido a la guerra y a un brote de cólera, indicó.
“En toda Siria, las necesidades son las más altas después de casi 12 años de crisis prolongada y compleja, mientras que la financiación humanitaria continúa disminuyendo”, denunció.
Dijo que es probable que unos 23 millones de personas, incluidos 1,4 millones de niños, estén expuestas en Siria y Turquía tras el terremoto y sus réplicas que redujeron a escombros miles de edificios.
El ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faisal al-Miqdad, denunció el lunes que los impactos negativos de las sanciones unilaterales aumentan el sufrimiento del pueblo afectado por el terremoto.
Las sanciones occidentales, en especial las estadounidenses, fueron aplicadas contra el Gobierno y el pueblo sirios desde el comienzo de la crisis (2011), obstaculizando el acceso del pueblo a medicamentos, productos alimenticios, petróleo, entre otros.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) admitió a finales de mayo de 2022 que Siria vive la “peor crisis económica y humanitaria desde el inicio del conflicto” y estimó que 14,6 millones de sirios dependen de la asistencia humanitaria, la mayor cifra registrada.
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