La evolución de los acontecimientos confirman que lo que Siria y algunos países del oeste de Asia atraviesan es el resultado de una conspiración occidental, liderada por Estados Unidos, para volver, de una nueva forma, al pasado colonial con el fin de facilitar una ventaja al régimen de Israel, a costa de los derechos e intereses árabes, señala un comunicado de la Cancillería de Siria, publicado este domingo y recogido por la agencia siria oficial de noticias, SANA.
La nota llega en denuncia a un comunicado emitido el viernes por EE.UU., Francia, Alemania y el Reino Unido en el que cuestionan la manera en que Damasco ha tratado de resolver el conflicto que asola el país.
El Ministerio de Exteriores sirio ha tachado esa declaración de un documento histórico de mentira, hipocresía, engaño y falsificación y ha señalado la intención de los referidos Estados occidentales para confiscar la voluntad de los países de la región y saquear su riqueza.
Al respecto, el texto se ha referido a los crímenes y atrocidades cometidos por la llamada ‘coalición contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe)’, liderada por Washington, especialmente en las ciudades de Al-Raqa y Deir Ezzor.
Sus crímenes de guerra y de lesa humanidad seguirán siendo una mancha en la frente de estas falsas democracias, precisa el comunicado, responsabilizando al Occidente de los derramamientos de sangre en Siria y otros países de la zona.
La Cancillería siria, del mismo modo, ha asegurado que las ilegales operaciones de EE.UU. y sus aliados en Siria constituyen una flagrante violación del derecho internacional y de los derechos humanos.
En un sinfín de ocasiones, las autoridades de Damasco han acusado a la llamada coalición anti-EIIL de dar respaldo a grupos terroristas para prolongar la guerra en Siria.
De acuerdo con un reporte publicado en enero por la Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR, por sus siglas en inglés), desde septiembre de 2014 cuando comenzó sus operaciones en Siria, sin el aval del Gobierno de Bashar al-Asad, la coalición de EE.UU. ha acabado con la vida de casi 3000 civiles.
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