El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha confirmado este viernes que Paul Whelan, detenido la semana pasada en Moscú (capital rusa) durante una “operación de espionaje”, es ciudadano británico además de estadounidense.
La portavoz de la Cancillería, María Zajárova, ha indicado a la agencia noticiera local TASS que Londres ha solicitado acceso consular al acusado y su petición “está siendo estudiada” por las autoridades rusas.
Este mismo viernes, el ministro de Asuntos Exteriores británico, Jeremy Hunt, ha llamado a Rusia a no iniciar un “juego de ajedrez diplomático” tras la acusación de espionaje a Whelan.
El exinfante de marina, de 48 años, fue imputado el jueves oficialmente por la Justicia rusa por un delito que en el país euroasiático se castiga con hasta 20 años de cárcel.
Según la prensa rusa, Whelan —detenido el 28 de diciembre por agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas del ruso)— estaba recabando información sobre empleados de los servicios secretos de Rusia.
La detención se produce en medio de tensiones crecientes entre Washington y Moscú, uno de cuyos últimos episodios ha sido el de la ciudadana rusa Maria Butina, detenida en julio en EE.UU. y que hace unas semanas se declaró culpable de conspiración para promover los intereses de Rusia como agente extranjero no autorizado.
Las autoridades de Moscú han denunciado un incremento reciente de las actividades de espionaje de otros países en Rusia. En 2017, los servicios de inteligencia rusos frustraron unas 400 operaciones extranjeras de espionaje con las que se intentaba acceder a información sensible, según ha desvelado el propio presidente del país, Vladímir Putin.
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