“Estados Unidos ha declarado un cierto endurecimiento en las restricciones a la realización de los vuelos por parte de nuestros aviones en cielos abiertos”, ha denunciado este miércoles el vicecanciller ruso, Serguei Riabkov, citado por la agencia local de noticias TASS.
Riabkov ha denunciado que pese a que Rusia y EE.UU. han mantenido “un diálogo profesional” en Viena (Austria) respecto al Tratado de Cielos Abiertos, en lugar de mantener ese cauce y continuar esas conversaciones, Washington anunció restricciones a partir del 1 de enero de 2018 contra Moscú.
El diplomático ruso ha recalcado que su país sin duda responderá a EE.UU. por la violación del mencionado tratado que no ofrece “ventajas unilaterales” a ninguna parte adscrita.
El alto funcionario ruso ha aseverado que las autoridades estadounidenses con sus acciones han vuelto a demostrar que “prefieren los métodos de presión”, sin embargo, bajo presión no pueden alcanzar sus objetivos y Rusia, aunque está dispuesta a mantener el Tratado de Cielos Abiertos con EE.UU., no realizará “concesiones unilaterales” al respecto.
“Aparentemente, las cosas hacen que se esté llegando a tomar ciertas medidas de represalia por parte de Rusia”, advierte Riabkov agregando que debe analizar la situación con los militares rusos para encontrar una respuesta a los estadounidenses.
Aparentemente, las cosas hacen que se esté llegando a tomar ciertas medidas de represalia por parte de Rusia”, advierte el vicecanciller ruso, Serguei Riabkov.
El diario estadounidense Wall Street Journal aseveró el martes que las autoridades estadounidenses iban a imponer restricciones a los vuelos de aviones militares rusos sobre el territorio de Estados Unidos. Según el periódico, las restricciones pueden aplicarse a los vuelos de monitoreo sobre Alaska y Hawái.
Tanto Rusia como EE.UU. son signatarios del Tratado de Cielos Abiertos firmado en 1992, que permite sobrevuelos de vigilancia sobre todo el territorio de las 34 naciones miembros para garantizar la transparencia de las actividades militares y de los controles de armas y otros acuerdos.
La mayoría de los participantes del pacto son países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que acordaron no inspeccionarse los unos a los otros, en una decisión que a juicio de los rusos “crea desequilibrio de información y (…) viola el espíritu” del acuerdo, sin embargo, aprovechan este pacto para monitorear las actividades de Rusia.
Rusia denuncia con frecuencia el vuelo de aviones espía de EE.UU. y de la OTAN cerca de sus fronteras, donde ve además, un aumento sin precedentes de la presencia militar occidental.
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