El presidente del Tribunal Supremo de la provincia de Isfahán (centro de Irán), el hoyatolislam Asadolá Yafari, ha negado que el jugador haya sido condenado a pena de muerte por apoyar las protestas en favor de los derechos de las mujeres en Irán, tal como lo alega la prensa extranjera.
Yafari ha explicado que Nasr Azadani está acusado de rebelión armada y “es miembro de un grupo armado”, cuyas acciones han causado la muerte de las fuerzas de seguridad iraníes durante los disturbios registrados el 16 de noviembre en la ciudad de Isfahán.
Por lo tanto, el deportista ha estado arrestado desde el 18 de noviembre acusado de quinto grado en el caso de la muerte de tres agentes iraníes y se encuentra entre los nueve acusados del tribunal. Con todo esto, permanece en prisión preventiva a la espera de juicio y “aún no se ha dictado sentencia para los acusados en el caso”, ha agregado.
Según el responsable iraní, sobre el futbolista pesa otras acusaciones como ser miembro de pandillas ilegales que buscan perturbar la seguridad del país. Además, se le acusa de cometer colusión y delitos contra la seguridad de la República Islámica.
Yafari ha indicado que el jugador ha confesado claramente sus acciones criminales. También hay grabaciones de las cámaras de la escena y suficientes documentaciones que confirman que esta persona es miembro de un grupo armado.
El presidente del Tribunal Supremo de Isfahán ha enfatizado que las atmósferas venenosas que circulan sobre el caso no tendrán efecto en la voluntad de los jueces que investigan a Nasr Azadani, por lo que las sentencias se emitirán sobre la base de estándares legales y con determinación.
De esta manera, se ha referido a la campaña de desinformación y mentiras de Occidente y sus medios sobre el caso del futbolista. De hecho, se han lanzado una campaña para pedir que el futbolista no sea ejecutado, mientras que él no está condenado a pena de muerte, como lo ha confirmado Yafari.
Igualmente, varios futbolistas de renombre internacional se han sumado a la campaña, bajo influencia de los medios antiraníes y contrarrevolucionarios.
En los últimos meses, los alborotadores, aprovechándose de la muerte de la joven iraní Mahsa Amini — acaecida el 16 de septiembre en un hospital de Teherán, tras su detención policial— han provocado disturbios atacando a las fuerzas de seguridad y causando destrozos parciales y totales en propiedades públicas y privadas.
Entretanto, muchos agitadores fueron arrestados y llevados a juicio, quienes admitieron los crímenes que cometieron. Mientras tanto, los medios occidentales han intentado montar una campaña para influir en la opinión pública y aprovecharse de la “simpatía del público” para levantar el pueblo contra la Revolución Islámica.
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