• La lucha por el poder y guerra de egos en España
Publicada: domingo, 10 de noviembre de 2019 13:53

En España no hay gobierno, no hay acuerdo y otra vez, el pueblo tendrá que resolverles el problema. Esto, por la lucha por el poder y guerra de egos.

Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ganó las elecciones el 28 de abril. Pero no la mayoría absoluta. Por ello, pidió el apoyo del resto de partidos. Habló con la izquierda y con la derecha. Con Unidas Podemos, Ciudadanos y también con el Partido Popular (PP). excluyó a los ultraderechistas de VOX.

Pero los egos comenzaron el caos. Dentro de su propio partido cada quien opinaba con quién sí y con quién no aliarse. Unos repudiaban a Ciudadanos. Y otros a Podemos. Y ni se diga al PP. El resultado: que los líderes de los otros partidos tampoco quisieran. El que quedaba era Unidas Podemos.

Pero Pedro Sánchez y su PSOE protegieron el ego. Queremos que nos apoyen “sí”, pero nada de compartir el poder. Nada de coaliciones.

Y les ofreció mejor unos cargos menores. La respuesta fue que eso era una Idiotez.

Sánchez estalla, rompe las negociaciones. Pero poco después revela cuál era su verdadero miedo.

Y sorpresa. En medio de la guerra, Iglesias dijo que, por el bien de España, renunciaba a su ambición de estar en el gobierno.

Regresan entonces los diálogos. No hubo acuerdo. Van a la votación de investidura. Y como no tenía tanto apoyo. Pedro Sánchez pierde.

Podemos volvió a insistir “te apoyo, pero dame una vicepresidencia social y tres ministerios, entre ellos Trabajo y Transición Energética”. Pedro Sánchez dijo NO. El proceso se empantanó.

Van a la segunda votación, la última oportunidad, y obvio, vuelve a perder.

El rey entonces buscó un nuevo candidato, pero, como vio que la guerra de egos continuaba, no propuso a nadie.

Como último suspiro, Ciudadanos ofrece convencer al PP para ayudar a Sánchez a cambio de que aplique la ley en Cataluña, que eche a los nacionalistas del Gobierno de Navarra y que no suba los impuestos. Sánchez dijo NO.

Ahora, la única solución es que toda España salga a votar el próximo 10 de noviembre. Unas elecciones que se ven con hartazgo. Es la cuarta vez en 4 años.

akm/hnb