El vicesecretario general del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), sheij Naim Qasem, calificó, el miércoles en un discurso televisivo, de “valiente y atrevido” el acuerdo firmado el pasado 10 de marzo entre Teherán y Riad, bajo mediación de China, para restablecer sus relaciones bilaterales tras siete años de ruptura.
“La región avanza hacia la paz, la estabilidad y las soluciones políticas, siendo el caso más importante el acuerdo entre Irán y Arabia Saudí”, destacó el clérigo y elogió a ambos países por haber optado por el camino de paz.
Dijo que “el pacto entre Irán y Arabia Saudí cambió el enfoque en la región”; detalló que hasta entonces muchos gobiernos árabes, bajo la propaganda occidental, consideraban a Irán como su “enemigo” y a Israel como un régimen que abogaba por aliarse con el mundo islámico para confrontarse con el país persa.
Sin embargo, subrayó Qasem, gracias al acercamiento entre Teherán y Riad, todos los países de Asia Occidental ya han percibido que su “verdadero enemigo es Israel”, razón por la cual la entidad israelí sufre una confusión e incertidumbre.
La destacada figura de Hezbolá también sostuvo que Israel enfrenta problemas internos, mientras que el frente de Resistencia avanza y obtiene más victorias.
El histórico acuerdo logrado entre Irán y Arabia Saudí tuvo un gran eco a nivel internacional. Casi todos los países de la zona, excepto el régimen de Israel, saludaron el pacto. Muchos ven el convenio como un duro varapalo para Israel y sus planes para aislar a Irán.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, muy inquieto y enfurecido por el acercamiento entre Teherán y Riad, ha recurrido últimamente a cualquier herramienta para socavar esta amistad. En esta línea, advirtió el miércoles a Arabia Saudí del peligro de su decisión de retomar las relaciones diplomáticas con Irán y ha afirmado que el “95 por ciento de los problemas en Asia Occidental emanan de Irán”.
Las declaraciones de Netanyahu se producen en momentos que muchos, incluso desde el interior del régimen de Tel Aviv, advierten sobre las profundas divisiones que se viven en la cúpula política israelí y vaticinan la inminente desintegración y colapso de Israel.
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