Por Xavier Villar
Diecinueve miembros de la junta votaron a favor de la resolución, mientras que Rusia, China y Burkina Faso se opusieron. Doce países se abstuvieron y uno no participó en la votación, según informaron diplomáticos que pidieron el anonimato debido a que la votación fue a puerta cerrada.
Esta resolución fue precedida por un informe sobre el programa nuclear de Irán, que supuestamente reveló un aumento significativo en las reservas de uranio enriquecido del país. Según el informe, las reservas de uranio enriquecido al 60% aumentaron en 17,6 kg, alcanzando un total de 182,3 kg. Además, las reservas totales de uranio enriquecido, en comparación con el informe anterior de la AIEA, crecieron en 852,6 kg, sumando un total de 6604.4 kg.
Este informe fue presentado en un contexto de crecientes tensiones internacionales sobre el programa nuclear de Irán, especialmente tras la salida unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA) y los persistentes desacuerdos sobre el cumplimiento de Irán con las disposiciones del pacto.
Por su parte, Irán rechazó las acusaciones, afirmando que la resolución respondía a presiones externas y calificándola de “apresurada e imprudente”. La resolución, propuesta por el Reino Unido, Francia y Alemania (los tres países europeos firmantes del JCPOA) y apoyada por Estados Unidos, impulsó una respuesta iraní mediante la activación de “centrifugadoras nuevas y avanzadas”.
En un comunicado conjunto, la Organización de Energía Atómica de Irán y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán condenaron la adopción de la resolución. A pesar de su disconformidad con la decisión de la AIEA, Irán dejó claro que “la cooperación técnica y de salvaguardias con la AIEA continuará, como en el pasado”, siempre dentro del marco de los acuerdos previamente establecidos por el país.
En este sentido, el portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán, Behruz Kamalvandi, señaló que, a pesar de la creciente presión de los tres países europeos y Estados Unidos, estos no han conseguido los resultados que esperaban. Kamalvandi destacó que la disminución del número de países que apoyan las resoluciones en cada ocasión, en comparación con las anteriores, y el continuo aumento tanto del nivel como de la cantidad de enriquecimiento de uranio, junto con el desarrollo de la infraestructura nuclear de Irán, son las principales razones del fracaso de las potencias occidentales para alcanzar sus objetivos.
Por su parte, el jefe de la diplomacia iraní reafirmó la postura constructiva de Irán hacia la AIEA, calificando como infundadas las propuestas de algunos países occidentales miembros de la agencia, que aprobaron una resolución contra el país. Araqchi destacó que estas iniciativas podrían interferir con las funciones técnicas y profesionales de la AIEA.
El 20 de noviembre de 2024, durante una llamada telefónica con varios ministros de Relaciones Exteriores de países miembros del Consejo de Gobernadores de la AIEA, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Seyed Abás Araqchi, subrayó la importancia de la reunión en curso para proteger la credibilidad y garantizar la independencia profesional de la agencia.
Se puede afirmar, por tanto, que la República Islámica de Irán busca un acuerdo justo que le permita mantener su independencia frente a las presiones occidentales, especialmente en lo que respecta a la formulación de sus propias condiciones. Este acuerdo no debe implicar una renuncia a sus “líneas rojas”, particularmente en lo relacionado con su programa nuclear civil. A lo largo de sus negociaciones y declaraciones oficiales, Irán ha dejado claro que cualquier pacto debe respetar su derecho a desarrollar tecnologías nucleares con fines pacíficos, sin concesiones que comprometan su soberanía o seguridad nacional.