Fuerzas federales de seguridad que fueron enviadas a Seattle, el jueves, bajo la orden de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, ahora están en alerta para proteger propiedades de índole nacional y dispersar a los manifestantes en el caso de que las protestas deriven en disturbios, según informó el diario local The New York Times.
Sin embargo, el envío de este equipo que opera bajo la autoridad de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), fue repudiado por los funcionarios de Seattle, quienes enfatizaron que no quieren que los agentes federales emprendan acciones contra los manifestantes.
Los funcionarios habían declarado que el despliegue unilateral de estas fuerzas en las ciudades estadounidenses no tiene precedentes y viola las garantías constitucionales y los principios fundamentales del federalismo.
Esta decisión refleja esfuerzos similares en Portland, donde los agentes federales se han enfrentado con los manifestantes en los últimos días, en medio de semanas de manifestaciones acaloradas.
En Portland, el despliegue de las fuerzas gubernamentales exacerbó aún más la situación. Los manifestantes, que hace casi dos meses salieron a las calles para denunciar la brutalidad policial y la injusticia racial tras la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco, se opusieron a la presencia de los agentes federales, exigiendo su retirada.
El inquilino de la Casa Blanca lleva semanas amenazando con la intervención de fuerzas federales tras las multitudinarias protestas antirracistas, pero finalmente fueron enviadas a Portland en una especie de “experimento” para contrarrestar la acción de los manifestantes.
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