Con ocasión del 14º aniversario del levantamiento popular contra la dinastía gobernante de los Al Jalifa, en un discurso televisado durante una ceremonia en la ciudad sagrada iraní de Qom, el prominente clérigo chií Isa Qasem denunció que el pueblo bareiní vive privado de sus derechos fundamentales durante décadas.
El ayatolá Qasem reiteró que los opositores políticos y los defensores de los derechos humanos son recluidos en cárceles y centros de detención del régimen de Baréin solo por exigir su derecho a la democracia y la autodeterminación.
El clérigo de alto rango bareiní también demandó la unidad entre los grupos religiosos del reino árabe, advirtiendo de que las divisiones solo beneficiarán a los opresores y a quienes buscan reprimirlos.
Las manifestaciones contra la monarquía comenzaron en Baréin el 14 de febrero de 2011 y se han celebrado periódicamente desde que comenzó el levantamiento popular.
Los manifestantes exigen que el régimen de Al Jalifa renuncie al poder y se establezca un sistema democrático y justo que represente a todos los bahreiníes.
Sin embargo, el régimen de Manamá ha respondido a las demandas de igualdad social con puño de hierro, reprimiendo las voces disidentes.
En marzo de 2017, el Parlamento de Baréin aprobó el juicio de civiles de la oposición en tribunales militares, una medida que los defensores de los derechos humanos criticaron por considerarla equivalente a la imposición de una ley marcial no declarada.
El monarca, el rey Hamad, ratificó la enmienda constitucional en abril de 2017, lo que supuso una mayor represión de la disidencia política en la pequeña isla del Golfo Pérsico, bajo la fuerte influencia del régimen saudí.
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