En su publicación de este domingo, el periódico israelí Haaretz ha evaluado las posibles consecuencias que podría conllevar para el régimen de Israel el sorpresivo aluvión de misiles que el presidente de EE.UU., Donald Trump, ordenó descargar el viernes sobre la base aérea de Al-Shairat, sita en Homs (centro de Siria).
El medio afirma que Trump ha llevado a cabo a gran escala lo que Israel ha estado perpetrando en menor grado contra el Ejército sirio, siendo el último caso el bombardeo israelí contra un blanco militar cerca de la ciudad de Palmira (Tadmor, en árabe) en marzo.
Putin está enfurecido con el premier Netanyahu por sus comentarios sobre (el presidente sirio, Bashar) al-Asad y podría querer demostrar a Trump que un ataque contra el aliado de Rusia tiene implicaciones para el aliado de Washington”, indica Haaretz.
“Pero la cuestión es si Rusia y Siria optarían por una ofensiva de represalia para mostrar que el ataque (norteamericano) no causó ningún cambio en su estrategia militar contra los rebeldes”, sostiene.
Haciendo especial hincapié en la estrecha relación y apoyo que brinda el presidente ruso, Vladimir Putin, al Gobierno de Damasco, Haaretz recuerda las discrepancias entre Putin y Netanyahu sobre las evoluciones a nivel mundial, algo que quedó bien manifestado la semana pasada cuando el líder ruso advirtió a Israel sobre acusaciones “infundadas” contra Siria y los ataques químicos.
“Putin está enfurecido con el premier Netanyahu por sus comentarios sobre (el presidente sirio, Bashar) al-Asad y podría querer demostrar a Trump que un ataque contra el aliado de Rusia tiene implicaciones para el aliado de Washington”, subraya.
Esto significaría que el conflicto en Siria podría colocar a Israel en el fuego diplomático y militar cruzado entre la Casa Blanca y el Kremlin, señala la fuente.
Tras el ataque de EE.UU., la brecha entre Washington y Moscú se ensancha cada vez más con una escalada de amenazas cruzadas. Mientras Rusia advierte contra “la violación de las leyes internacionales” por Trump, EE.UU. acusa a Putin de ser cómplice de un supuesto ataque químico en Idlib (noroeste sirio).
Moscú ha denunciado en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) que el bombardeo supone un “acto de agresión ilegítimo”. También suspendió un acuerdo sobre Siria con Washington, que intentaba impedir accidentes de vuelos en las operaciones antiterroristas en Siria.
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