De momento, las armas y los equipos occidentales se encuentran en las fábricas y oficinas de diseño militar de Rusia, algunas ya han sido inspeccionadas y otras siguen en análisis meticuloso.
Según Dmitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, los datos recabados de este arsenal probablemente puedan usarse para el desarrollo de armas o para contrarrestar a sus análogos occidentales en manos de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
“No está mal, por cierto, también estudiaron las armas de los enemigos, que se tomaron en forma de trofeos y se desarmaron pieza por pieza en nuestras oficinas de diseño militar. Aprendimos muchas cosas útiles”, ironizó el también expresidente ruso.
No se ha dado información detallada sobre el tipo de armas y equipos occidentales en manos del Departamento de Defensa de la Federación Rusa.
Anteriormente, se había anunciado la captura de cañones autopropulsados alemanes PzH 2000, cañones autopropulsados franceses Caesar y misiles para sistemas HIMARS, entre otros.
La tecnología de ingeniería inversa en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania podría inclinar la balanza a favor de Moscú al haber conseguido decomisar armas y equipos occidentales.
La Organización del Tratado de la Alianza Norte (OTAN), así como el complejo militar industrial de Estados Unidos y Europa occidental han ofrecido grueso financiamiento y apoyo técnico a las empresas de defensa de Ucrania, a partir de 2015, y aceleraron la asistencia después del inicio de la operación rusa en febrero de 2022.
Solo en el caso de Estados Unidos, en total, la Administración Biden ha asignado 113 mil millones de dólares en ayuda —militar y no militar— a Ucrania, según datos del Instituto Kiel para la Economía Mundial.
Por su parte, Moscú ha avisado a Occidente que la creciente expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas y la asistencia militar a Ucrania solo prolongarán el conflicto.
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