“[Ese comunicado] constituye indirectamente una injerencia absoluta en nuestros asuntos internos”, ha denunciado este domingo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Peskov ha aseverado que, si la embajada de Rusia hubiera actuado de la misma manera durante el asalto que se produjo al Capitolio de EE.UU. el pasado 6 de enero, seguramente “habría causado algún tipo de malestar en Washington”.
Sus declaraciones se producen en referencia a un mensaje publicado el 22 de enero en la página de la embajada de EE.UU. en Moscú (capital rusa), en el que se indicaba la fecha y el lugar exactos de las protestas no autorizadas en varias ciudades del país euroasiático, para después urgir a los estadounidenses a “evitar esas concentraciones”.
Las manifestaciones tenían como consigna “la puesta en libertad del líder opositor Alexéi Navalni”, quien fue detenido el 18 de enero en el control de pasaportes del Aeropuerto Sheremétievo, poco después de llegar a Moscú procedente de Alemania.
La Cancillería rusa ha manifestado esta misma jornada que convocará a los funcionarios de la embajada de EE.UU., con quienes tiene previsto mantener una “conversación seria” sobre las recientes protestas. “Los diplomáticos responsables de la embajada de EE.UU. serán citados para una seria conversación en el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores”, ha enfatizado.
Asimismo, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha indicado que la detención de Navalni se utiliza en el Occidente “para desviar la atención de sus propios problemas y crisis”.
De igual modo, ha señalado que, en lugar de “buscar excusas externas para justificar sus propias acciones”, los países occidentales deben hallar soluciones a sus problemas internos a través de una cooperación internacional “honesta y equitativa”.
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