“Las declaraciones de algunos dirigentes de la OTAN sobre una supuesta intención de Rusia de atacar el Báltico son estúpidas. Pero en caso de crisis, todas las armas instaladas por la OTAN en el este del Báltico serán destruidas”, dice Karaganov en una entrevista publicada este sábado por la revista alemana Spiegel.
El pasado mes de junio, el comandante del Ejército estadounidense en Europa, Benjamin Hodges, aludió a un supuesto peligro de invasión del Báltico por Rusia en varias entrevistas con medios de países europeos para justificar la aspiración de EE.UU. a que sus tropas puedan moverse libremente por Europa.
Las declaraciones de algunos dirigentes de la OTAN sobre una supuesta intención de Rusia de atacar el Báltico son estúpidas. Pero en caso de crisis, todas las armas instaladas por la OTAN en el este del Báltico serán destruidas”, dice Serguéi Karaganov, influyente politólogo y consejero del presidente ruso.
Karaganov considera, sin embargo, que son los crecientes movimientos de tropas del bloque militar occidental en el centro y este de Europa lo que constituye una provocación.
“Rusia”, advierte el politólogo, “no volverá a combatir jamás en su propio territorio. No dejará que entre el enemigo. Si la OTAN ataca a una potencia atómica, es decir a Rusia, los castigaremos”, declara al semanario berlinés.
Acusando a la Alianza Atlántica de crear tensiones, Karaganov denuncia la “ilegitimidad” y el efecto “contraproductivo” del Consejo OTAN-Rusia, que justifica el expansionismo occidental, pero no ayudó a Rusia cuando lo necesitaba: ni durante la georgiana de 2008 ni ante el peligro para la población rusa en 2014, durante la crisis ucraniana.
Ese expansionismo es además señalado como una “traición” y una “provocación”. En Rusia se considera que los occidentales garantizaron a Moscú, antes del Pacto de Varsovia, que no habría una expansión hacia el este de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Como otros responsables rusos, el académico compara las tensiones actuales entre Rusia y Occidente con la Guerra Fría en los años 70, pero considera que Europa no es ya capaz de adaptarse a “los desafíos del mundo actual”, mientras Rusia es “más inteligente, más fuerte y más decidida” que en el pasado.
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