Mientras tanto, los gazatíes confirman que el ejército sionista mayormente apunta a mujeres y niños y no a los miembros de Hamás como suelen pregonar al mundo.
Con este sufrimiento inicia el día en una morgue en Jan Yunis en el sur de la franja de Gaza, de nuevo llena, tras una jornada de violencia israelí.
Tratando de contener las lágrimas, los sobrevivientes ofrecen oraciones a los asesinados, en una zona ya gravemente devastada.
Frente a este caso, la alta funcionaria de la ONU, cuestionó los requisitos necesarios para detener ese infierno antes de confirmar que lo sucedido en el enclave palestino es el fin del orden mundial.
En medio de este panorama, el sistema de salud palestino, advirtió sobre la magnitud de las víctimas mortales en el enclave costero, pero el genocidio israelí no está limitado a eso; los palestinos han denunciado que los soldados sionistas han apuntado a ellos, y los han utilizado como escudo humano.
El mundo mantiene un silencio profundo, aun tras un año de guerra brutal, estando al corriente de los actos de violencia perpetrados por el régimen usurpador, las organizaciones humanitarias catalogaron a la situación en curso como más allá de lo catastrófico, al tiempo que alertaron sobre un escenario desastroso para la población palestina quienes llevan semanas sin acceso a agua, alimentos ni medicamentos y, atrapados sin ningún lugar seguro donde refugiarse.
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