Publicada: lunes, 13 de marzo de 2017 12:28

Las falsas promesas de cumplimiento por parte de EE.UU., del acuerdo nuclear, han justificado plenamente la opción persa de fortalecer sus fuerzas armadas ante las amenazas de Washington contra la milenaria nación iraní.

Para el liderazgo iraní, hoy es tiempo tanto de misiles como de negociaciones frente a aquellos que quieren imponer sus condiciones.

Las amenazas estadounidenses se unen a la política de presión y encono del sionismo y el Wahabismo, que tratan de unir fuerzas contra Irán y su política de defensa del mundo musulmán. Como todo país soberano, la República Islámica de Irán definió, a partir de lo que fue la defensa sagrada contra la invasión iraquí y la guerra con un altísimo costo en vidas y bienes materiales, que era indispensable fortalecer el poder defensivo y disuasivo de la revolución. Esto, pues esa guerra y sus promotores mostraron la decisión de derribar a la naciente República Islámica ya sea por la fuerza militar, el bloqueo económico, científico y político como no se había visto contra nación alguna – sólo comparable a la guerra sorda y sostenida contra la revolución Cubana – Política que se ha mantenido inalterable desde el año 1979 a la fecha.

No hay Independencia sin capacidad de defenderla

Las autoridades políticas y religiosas iraníes definieron así, un plan de acción destinado a desarrollar sus fuerzas armadas en todas las ramas que la constituyen, a la par de un sostenido fortalecimiento del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica – Creada tras el triunfo de la revolución islámica el año 1979 , este cuerpo cuenta con más de 100.000 efectivos en unidades terrestres, navales y aéreas, incluyendo una fuerza de élite, Quds - Al mismo tiempo, como parte de su independencia energética y científica comenzó el desarrollo de su programa nuclear. Esto, al amparo de lo establecido en el Tratado de no Proliferación Nuclear, a pesar de la sostenida oposición de Washington y sus aliados occidentales y de Oriente Medio, especialmente la entidad sionista y la Casa al Saud. Un programa nuclear que ha servido de excusa para todo tipo de ataques a una nación que ha sabido resistir y desarrollarse dando muestras del enorme empuje del pueblo persa.

Estos últimos regímenes – Israel y la Casa al Saud - están decididos a tratar de mantener un pretendido poderío y hegemonía regional, que les permita seguir sometiendo a los pueblos de Palestina, Yemen, Bahréin, junto a la intensificación de la agresión contra Irak a lo que se sumó el año 2011 el pueblo Sirio y el objetivo de fragmentarlo en función de intereses económicos, políticos y geoestratégicos -  Realidad que ha dado un vuelco significativo con el trabajo del Eje de la Resistencia encabezado precisamente por Irán y que ha significado un cambio evidente en la correlación de fuerzas en la región, causando la alarma y el terror en las huestes sionistas y wahabitas. 

Esta realidad ha decidió a las autoridades sionistas a convocar a ciertos países árabes – Arabia saudita y las Monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico – a trabajar por concretar una alianza militar al estilo de la OTAN, de tal forma de ofrecer un frente común a Irán. El embuste de este ofrecimiento fue lanzado por el Ministro de Defensa Israelí Avigdor Lieberman – colono de origen moldavo y considerado uno de los funcionarios más extremistas del gobierno sionista. Un plan trazado con el claro propósito de cercar a Irán  e impedir su trabajo de apoyo a los pueblos de la región. 

Este dirigente del Partido Ultraderechista Yisrael Beytenu coronó su ofrecimiento afirmando, ante el medio alemán Die Welt que “es hora de organizar una alianza formal, una colación de todas las fuerzas moderadas en Oriente medio contra el terror” en una claro uso de la propaganda política aprendida en los manuales del ex jerarca nazi Joseph Goebbels. Pues ¿cómo es posible que aquellos que permiten el surgimiento de grupos terroristas takfirí, los financian, apoyan, arman y permiten su desarrollo,  puedan llamar a luchar contra aquellos que efectivamente lo combaten? Es un contrasentido, pero a la vez una muestra evidente,  que muestra la hipocresía de estos gobiernos decididos, con el aval estadounidense a intensificar las presiones contra Irán y llevar adelante sus planes de fragmentar Siria, Irak, derrotar a las fuerzas populares en Yemen, reprimir a la población bahreiní, cercar a la revolución iraní y apoyar los esfuerzos de la OTAN de frenar el avance de Rusia a occidente.

Por lo descrito, el poseer un poder militar fuerte y bien preparado es un asunto de sobrevivencia para Irán. Justamente hace un año atrás,  el diario británico  Express consignaba en un reportaje sobre los ejércitos más grandes del mundo “con los que de ninguna manera se puede entrar en guerra, figura el nombre de las Fuerzas Armadas de Irán en el octavo lugar”. El informe comienza con esta interrogante ¿Qué país cuenta en la actualidad con el personal militar más activo y preparado para afrontar una guerra ahora mismo? De acuerdo con el rotativo los informes demuestran que Irán ha ido mejorando durante los últimos años sus aviones no tripulados (dron), como parte de su armamento militar, que son mucho más asequibles que un misil crucero, desarrollando, a su vez un programa de misiles que muestra pragmatismo y entendimiento de la realidad regional y los puntos positivos de lo que debe ser la defensa de su país.  El Ejército persa, prosigue, cuenta con 534 mil personales militares adiestrados y preparados y constituyen un hueso duro de roer para cualquier intento de recrear invasiones como las vividas con Afganistán o Iran al inicio del siglo XXI.

Y, con ese poderío en número y preparación, el desarrollar una industria militar propia implica avances tecnológicos y una independencia política innegable para Irán. Sobre todo, en el contexto internacional, donde occidente suele prohibir las legítimas decisiones de países que buscan su independencia y camino propio y  no seguir sometiéndose a la burocracia de licencias, autorizaciones y chantajes tan propios de las relaciones internacionales donde occidente y sus socios pretenden marcar la pauta de lo que está o no permitido. Conducta donde el  ejemplo crudo y brutal lo constituye el prohibir a Irán desarrollar un programa nuclear, sancionándola, bloqueando su comercio, presionándola internacionalmente, congelando sus activos e impidiendo  un desarrollo libre de presiones, tratando de asfixiarla.

Un Irán dotado de las mejores tecnologías militares son un punto de contención a los afanes hegemónicos de Estados Unidos en la zona de oriente medio y por ello la entidad sionista teme tanto la presencia de fuerzas iraníes en la defensa de Siria, de Irak, como también la estrecha alianza con los miembros del Eje de la Resistencia como es Hezbolá. El régimen sionista ha dado a conocer a los cuatro vientos su gran inquietud por la posición regional conseguida por irán en el despertar islámico, consolidada por los avances del Ejército Árabe Sirio en su lucha contra el terrorismo takfirí.

Y, en ese plano, no cabe duda, que la estrategia de una fuerza militar moderna, bajo el prisma de una doctrina de defensa y disuasión ha resultado eficaz en la posición de tener  a Irán como una potencia  regional consolidada en Oriente Medio. Categoría, donde el desarrollo militar no ha significado, a pesar de años de bloqueo y sanciones dejar de lado la necesaria inversión en temas de educación e investigación. Es una realidad que las instituciones de enseñanza iraníes han formado un sector con enorme preparación, adaptado al uso de las tecnologías más avanzadas en todos los planos de la vida. El resultado de tal esfuerzo es claro: crear capacidades para su industria de defensa como lo es también para su industria energética, de servicios, entre otras. Sus capacidades militares pueden aplicadas al mundo civil gracias a una fuerza de trabajo,  enormemente calificada, y capacidades de producción capaces de operar en condiciones adversas.  

Lo sostenido tiene plena correspondencia con lo planteado por el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, quien ha hecho hincapié en el fortalecimiento de las capacidades de defensa de Irán, a la vista de las amenazas enemigas. Para el Líder iraní, “si la República Islámica aspira a acceder a la tecnología y a mantener procesos de negociaciones, pero carece de poder defensivo, se verá obligada a retroceder ante cualquier amenaza…Afirmar con conocimiento de causa que el mundo del mañana será un mundo de diálogo y no de misiles constituye traición”, indicó Jamenei, antes de preguntar por qué los enemigos de Irán fortalecen de manera constante sus capacidades militares, si supuestamente la era de los misiles ha pasado ya. Franco, valiente y tremendamente realista.

Pablo Jofré Leal
Pablo Jofré Leal Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Asia Occidental y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de página WEB de análisis internacional ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl

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