Hoy 6 de julio es una fecha clave en la política del Reino Unido. Theresa May deja el liderazgo del Partido Conservador y, aunque continuará hasta que se designe a su sucesor en julio, abandona las riendas de un Brexit convertido en pesadilla.
Mientras tanto, uno de los aspirantes a suceder a May, Boris Johnson, lo tiene difícil, ya que ha sido citado por un juez a raíz de una denuncia por supuestas mentiras sobre el Brexit.
El excanciller ha asegurado que si llega a gobernar, trabajará para que el Reino Unido salga de la Unión Europea (UE) antes del 31 de octubre “con o sin acuerdo”. Sin embargo, hay pocos que confían en los conservadores.
El Partido Laborista (PL), en la oposición en el Reino Unido, logró mantener el viernes, por estrecho margen, un escaño parlamentario en el este del país, y salió airoso del desafío del Partido del Brexit de Nigel Farage con una victoria de menos de 700 votos; otra desastre electoral para la formación de May que quedó en tercer lugar.
Casi tres años después de que el Reino Unido votara por un estrecho margen a favor de abandonar la UE, los diputados siguen en desacuerdo sobre cómo, cuándo o, incluso, si abandonar el bloque.
May renuncia a su puesto después de no haber conseguido la aprobación de su acuerdo para el Brexit y la perspectiva de una salida “sin acuerdo” se ha convertido en el centro de la batalla para reemplazarla.
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