El invierno se acerca y el horror continúa sin visos de un final en la Franja de Gaza. Son los palestinos desplazados en la ciudad sureña de Jan Yunis. Viven en condiciones atroces. Con las fuertes lluvias inundando los campamentos de tiendas de campaña, tratan de asegurar sus refugios con cubiertas de plástico, aunque no son tan útiles.
Trece meses después del inicio de la guerra genocida de Israel, la escasez de alimentos, medicinas y otros bienes está provocando un hambre generalizada y sufrimiento entre los civiles. Además, toda la población corre peligro de deshidratarse dada la falta de agua potable.
Desde el inicio de la guerra, el enclave palestino ha quedado sin ningún lugar seguro donde refugiarse. Además de la carnicería diaria, y el aumento de víctimas palestinos por la intensificación devastadora de la ofensiva, Gaza es testigo de destrucción, incluso de toda su infraestructura civil.
Aunque los gazatíes se despiertan días tras días con esta misma situación, ven a la resistencia como la única arma para enfrentar a los israelíes y soportar sus atrocidades, aunque consideran que debe haber soluciones para poner fin a la guerra y calmar las cosas, medidas que todavía esperan alcanzar por la vía diplomática a través de organizaciones internacionales, sumándose a las presiones a nivel internacional contra un régimen que cada día se convierte en más odiado por los crímenes que comete.
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