“El Gobierno del Reino Unido está utilizando el terrorismo para atacar a la comunidad musulmana. La Administración ha seguido una política anti-musulmana xenófoba durante los últimos 10-15 años. El terrorismo solo es un pretexto para llevar la estrategia adelante”, subrayó el martes el jefe londinense de la Comisión Islámica de Derechos Humanos, con sede en la capital británica (Londres), Abed Choudhury.
A su juicio, la estrategia, que se espera que se haga pública en las próximas semanas, busca crear una serie de obstáculos para que los musulmanes no puedan obtener fácilmente la ciudadanía británica.
“El Gobierno del Reino Unido está utilizando el terrorismo para atacar a la comunidad musulmana. La Administración ha seguido una política anti-musulmana xenófoba durante los últimos 10-15 años. El terrorismo sólo es un pretexto para llevar la estrategia adelante”.
Al respecto, los funcionarios británicos alegan que el primer objetivo de tales medidas es prevenir que los británicos se unan a la banda extremista del EIIL.
Actualmente, EIIL con miles de integrantes extranjeros en sus filas, opera en Irak y Siria, y en su intento por enseñorearse del territorio de estos dos países, comete crímenes de lesa humanidad contra todos los grupos étnicos y religiosos, incluidos chiíes, suníes, kurdos y cristianos, contra las mujeres, contra los niños…
El Gobierno británico ya ha sido objeto de críticas por demonizar a los musulmanes que viven en el Reino Unido.
En marzo, más de 60 Imames, líderes de la comunidad musulmana, y activistas de los derechos humanos en el Reino Unido instaron a la Administración de David Cameron a dejar de criminalizar el Islam.
En una carta abierta dirigida al Gobierno, los signatarios consideraron que la demonización del Islam es un intento del Gobierno para desviar la atención de la crisis en la economía y la salud del país europeo.
Tras criticar las condiciones difíciles de la vida de las minorías, especialmente de los musulmanes en el Reino Unido, los signatarios condenaron la represión gubernamental de las voces disidentes en la comunidad musulmana.
La nueva ola de críticas contra el Gobierno británico se produce después de que en una intensa jornada electoral celebrada el 7 de mayo los conservadores consiguieron una rotunda victoria que ningún sondeo había pronosticado, al obtener 331 escaños parlamentarios, cinco por encima de la mayoría absoluta.
El sábado, tras la victoria de los conservadores, la Policía londinense usó gases lacrimógenos y tácticas de acorralamiento para reprimir una manifestación espontánea de miles de personas contra la previsible política de recortes del Gobierno conservador, tras su victoria electoral del jueves.
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