En un discurso ofrecido hoy sábado en Papúa Nueva Guinea en una conferencia empresarial antes de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), el mandatario del gigante asiático ha asegurado que las normas comerciales no se pueden aplicar “con agendas egoístas”.
“Los intentos de erigir barreras y de romper las relaciones económicas estrechas son contrarios a las leyes económicas y al sentido de la historia. (…) Es un enfoque cortoplacista que está abocado al fracaso”, advierte.
Mediante el diálogo, aduce el presidente, se puede resolver cualquier problema en las relaciones internacionales, y por ello urge a preservar el sistema de comercio multilateral frente a la política del proteccionismo y el unilateralismo.
“La historia enseña que nadie sale ganando de una confrontación, sea bajo la forma de una guerra fría, una guerra caliente o comercial”, explica.
Los intentos de erigir barreras y de romper las relaciones económicas estrechas son contrarios a las leyes económicas y al sentido de la historia. (…) Es un enfoque cortoplacista que está abocado al fracaso”, opina Xi Jinping, presidente de China.
Xi Jinping ha aprovechado la ocasión para defender el proyecto de un nuevo Cinturón y Ruta de la Seda, obviando así un informe del Congreso de EE.UU. donde se acusaba a Pekín de usar la iniciativa como excusa para su expansión militar.
“No está diseñada para servir a ninguna agenda geopolítica oculta, no está dirigido contra nadie y no excluye a nadie. No es un club exclusivo cerrado a los no miembros, y tampoco una trampa como lo han etiquetado algunas personas”, responde.
El presidente estadounidense, Donald Trump, no ha participado en la cumbre del APEC que se celebra en Port Moresby, capital de Papúa Nueva Guinea, y en su lugar ha asistido el vicepresidente del país, Mike Pence, que poco después de las declaraciones de Xi amenazó a China con más aranceles si no cambia su política.
Las tensiones entre China y EE.UU. se han avivado en los últimos meses por diversas cuestiones, como, por ejemplo, la guerra comercial desatada por Washington contra el gigante asiático, el apoyo del Gobierno de EE.UU. a Taiwán —isla que China considera parte de su territorio—, las sanciones norteamericanas al Ejército chino por “comprar armas rusas” y las provocativas operaciones militares de EE.UU. en las aguas en disputa en el mar del Sur de China.
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