El subdirector para Asia de HRW, Phil Robertson, ha denunciado este martes el comportamiento de las fuerzas de seguridad birmanas con los rohingyas tras regresar de Bangladés, y ha hecho hincapié en la necesidad de protección internacional de esa minoría musulmana antes de poder regresar a su país de origen.
“Las torturas a rohingyas retornados desenmascaran la mentira de las promesas del Gobierno birmano, al decir que los refugiados que regresen estarán a salvo y protegidos”, ha subrayado Robertson.
Pese a que Myanmar (Birmania) ha prometido garantizar la seguridad de los rohingyas que regresen de Bangladés, ha insistido el activista, la realidad es que los musulmanes birmanos todavía sufren “la persecución y los abusos” que los forzaron a huir de su país.
La tortura de retornados rohingya expone la mentira de las promesas del Gobierno birmano de que los refugiados que regresen estarán a salvo y protegidos”, denuncia el subdirector para Asia de la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), Phil Robertson.
El responsable de la oenegé también ha dicho que Myanmar todavía tiene mucho por hacer si quiere demostrar la seriedad de su voluntad de realizar las reformas necesarias para un retorno “seguro y digno” de los rohingyas.
Más de 900 000 rohingyas han huido a Bangladés desde agosto de 2017, cuando el Ejército birmano intensificó sus ataques a esa población y quemó cientos de viviendas y aldeas enteras de musulmanes en Rajine. Las Naciones Unidas consideran el trato que Myanmar brinda a los rohingyas “limpieza étnica”.
A mediados del julio, la ONG Fortify Rights reveló que el Ejército birmano tenía planeado un genocidio de rohingyas y efectuó “preparativos sistemáticos” para masacrar a civiles de esa minoría musulmana en el mencionado estado.
En Bangladés, un grupo de abogados está presionando para llevar al Ejército de Myanmar ante la Corte Penal Internacional (CPI) por la violencia que ejerce contra los rohingyas.
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