Publicada: jueves, 16 de enero de 2025 11:00

A última hora del miércoles 16 de enero, se confirmó la aprobación de un acuerdo de alto el fuego entre Israel y HAMAS, cuyo inicio está previsto para el próximo domingo, 19 de enero.

Por Xavier Villar

El pacto, estructurado en tres fases, tiene como objetivo poner freno a la violencia que ha dejado una profunda devastación en Gaza. Según fuentes cercanas a las negociaciones, los detalles de las segunda y tercera fases serán revelados en una fecha posterior.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también confirmó el acuerdo en una rueda de prensa, destacando “la relevancia de este avance para la región y el mundo”.

La primera fase del acuerdo de alto el fuego, que se extenderá durante seis semanas, tendrá un enfoque humanitario fundamental. En este periodo, se llevará a cabo un intercambio limitado de prisioneros y se incrementará significativamente la ayuda humanitaria destinada a Gaza. Además, se prevé la retirada parcial de las tropas israelíes del enclave con el objetivo de aliviar la situación en la región.

Como parte del pacto, treinta y tres prisioneros israelíes, entre los que se incluyen mujeres, niños y personas mayores de 50 años, serán liberados. Estos cautivos fueron capturados durante el ataque de HAMAS al sur de Israel el 7 de octubre de 2023. A cambio, Israel liberará a un número mayor de prisioneros palestinos, incluyendo a unos 1000 detenidos tras los sucesos de octubre, y varios de los cuales cumplen condenas de cadena perpetua.

El acuerdo también establece que el intercambio de prisioneros comenzará una semana después de la entrada en vigor del alto el fuego. Paralelamente, se impulsará el retorno gradual de los civiles desplazados al norte de Gaza en las semanas siguientes a la tregua. Sin embargo, persisten dudas sobre el estado de algunos prisioneros israelíes, ya que se estima que alrededor de la mitad de ellos podrían no estar con vida.

Según diversas informaciones de medios iraníes y regionales, el intercambio de prisioneros será acompañado por la retirada de las fuerzas israelíes de las zonas urbanas de Gaza. Estas tropas se reubicarán en áreas situadas a no más de 700 metros de la frontera con Israel. No obstante, se especula que el Corredor de Netzarim, una franja militarizada que divide Gaza y regula el movimiento en la zona, podría quedar excluido de esta retirada. En ese caso, el retiro de las fuerzas israelíes del Corredor de Netzarim se llevaría a cabo de manera gradual.

Asimismo, las fuerzas israelíes reducirán su presencia en el Corredor de Filadelfia, una zona fronteriza estratégica que conecta Gaza con Egipto. Esta reducción culminará con una retirada total de las tropas israelíes, prevista para un plazo de 50 días después de la entrada en vigor del acuerdo.

La segunda fase del acuerdo se enfoca en la liberación de los prisioneros israelíes restantes, a cambio de un número determinado de prisioneros palestinos. Una vez completado este intercambio, el acuerdo estipula que Israel procederá con la retirada total de sus fuerzas militares de Gaza.

El ejército israelí se retirará de manera gradual hacia una zona de amortiguación cercana a la frontera, replegándose de los ejes de Nitzarim, en el centro de Gaza, y Filadelfia/Salah al-Din, en el sur del enclave. Esta retirada total estará condicionada a la liberación de todos los prisioneros israelíes y a la salida completa de las tropas israelíes de Gaza antes de que finalice esta fase del acuerdo.

Un punto clave en las negociaciones es que Israel ha insistido en no recibir garantías escritas que impidan la reanudación de sus ataques una vez que se haya completado la primera fase y devuelto a sus prisioneros civiles.

Por último, y según ha trascendido, si se cumplen las condiciones de la segunda fase, la tercera etapa del acuerdo consistirá en la entrega de los cuerpos de los prisioneros restantes a cambio de un plan de reconstrucción de Gaza, que se llevará a cabo bajo supervisión internacional. Este plan de reconstrucción se desarrollará a lo largo de un periodo de entre tres y cinco años, con el objetivo de rehabilitar la infraestructura devastada y mejorar las condiciones de vida en la franja.

A la hora de escribir este artículo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha decidido posponer la votación del gabinete sobre el acuerdo de alto el fuego, lo que representa un nuevo bloqueo a cualquier iniciativa que busque poner fin, aunque sea temporalmente, al genocidio en Gaza. Este aplazamiento, una vez más, pone de manifiesto la falta de voluntad de Israel para comprometerse con una tregua que permita aliviar la grave crisis humanitaria que afecta a la población palestina.

En este contexto, es fundamental recordar que varios ministros del gabinete de Netanyahu, entre ellos el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, han sido muy explícitos durante la última semana acerca de su postura frente al acuerdo de alto el fuego. Smotrich y otros miembros del gobierno han argumentado que dicho acuerdo sería perjudicial para la seguridad nacional de Israel y han dejado claro que no votarían a favor del mismo. Además, han amenazado con derribar el gobierno de Netanyahu si no se cumplen sus exigencias.

Smotrich, en particular, ha dejado entrever su postura más radical, pidiendo una garantía explícita de Netanyahu de que Israel regresará a una guerra total y continuará luchando sin tregua hasta alcanzar todos sus objetivos. Sin embargo, después de más de 15 meses de brutal genocidio, los "objetivos" israelíes en Gaza, principalmente la eliminación de Hamás, siguen sin cumplirse.

En este mismo sentido se expresó el presidente del Parlamento iraní, Mohamad Baqer Qalibaf, en la red social X, donde destacó que la “valiente resistencia de Palestina” durante 15 meses fue la que impidió que el régimen sionista alcanzara sus objetivos estratégicos.

Por último, es necesario referirse a la postura del gobierno estadounidense y, en concreto, a la administración Biden, que ha sido acusada en numerosas ocasiones de ser directamente responsable del genocidio en Palestina. A pesar de los esfuerzos de Biden por presentar este acuerdo como un logro de su administración, el legado del presidente estadounidense es indiscutiblemente el de bloquear un alto el fuego y armar y financiar un genocidio que ha durado más de 15 meses. Para muchos ciudadanos palestinos, el legado de Biden está marcado por su incapacidad para frenar el sufrimiento palestino y su inquebrantable apoyo militar a Israel.

Como explicó la usuaria @taraalami en un post en X, “La primera fase del acuerdo de alto el fuego entrará en vigor el 19 de enero, lo que significa que Biden y su administración han insistido en continuar esta guerra contra Gaza hasta su último día en el cargo, hasta su último aliento. Decir que es malvado es quedarse corto”.