De acuerdo con la fuente, el cuerpo fue entregado a un “colaborador” local después del asesinato, pero no se encuentra en la sede diplomática en Turquía.
Después de dieciocho días tras la denuncia de la pareja de Jamal Khashoggi, Arabia Saudí confirmó que el periodista murió en el consulado de ese país en Estambul (Turquía).
La monarquía saudí emitió el viernes su versión acerca de los hechos tras una investigación preliminar, en la cual afirmó que el periodista murió como consecuencia de una pelea dentro del consulado, cuando iba a retirar un documento.
Por otra parte, según un informe de Arabia Saudí, 18 ciudadanos de ese país fueron arrestados, además, el asesor de la Corte Real, Saud al-Qahtani y el subjefe de inteligencia saudí, Ahmed Asiri, fueron despedidos de sus puestos.
Asimismo, con el objetivo de reestructurar la agencia de Inteligencia, el rey Salman ordenó crear un comité ministerial a cargo del príncipe heredero Muhamad bin Salman, según un informe de la Agencia Saudí de Prensa (SPA, por sus siglas en inglés).
Khashoggi, quien era columnista del diario Washington Post y poseía la residencia permanente en Estados Unidos, había ingresado el pasado 2 de octubre al consulado saudí en Estambul con el fin de obtener un documento necesario para casarse y nunca salió de allí, según declaraciones de su prometida.
Riad y en particular Muhamad bin Salman, enfrentan duras críticas de gobiernos extranjeros, medios de comunicación, políticos y activistas de los derechos humanos, pues, en un primer momento, se encastilló en la negación de los hechos, Khashoggi —decían— había abandonado el consulado saudí y ahora, por las presiones, admiten que encontró la muerte en dicha sede diplomática.
La información de Riad de que la muerte del periodista ocurrió tras una pelea en el interior del consulado ha provocado la ira de muchos países y también varias organizaciones pro derechos humanos, porque no admiten como cierta dicha versión.
El anuncio de la muerte del periodista y las detenciones en el reino árabe, demuestra que, en realidad, solo tratan de desvincular al príncipe de este crimen, pues también ha desempeñado un papel fundamental en la inhumana guerra contra Yemen y en el inopinado “secuestro” del premier de El Líbano Saad Hariri.
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