Por su lado, Ankara utiliza la cuestión de los refugiados como instrumento de presión sobre Bruselas para que permita a los ciudadanos turcos viajar sin visado al territorio del bloque europeo.
El presidente turco ha amenazado con abrir las fronteras para permitir el paso a Europa de los refugiados que se encuentran en su territorio.
Así reacciona Erdogan a una resolución no vinculante adoptada por muy amplia mayoría en el Parlamento Europeo que pide un congelamiento temporal del proceso de adhesión de Turquía al bloque. La decisión se debió a la represión en este país tras el intento golpista.
El mandatario turco dijo que su país alimenta a más de 3 millones de refugiados sin apoyo de las autoridades europeas, a quienes acusa de no cumplir sus promesas en virtud del acuerdo sellado entre ambas partes. Bruselas ha rechazado estas acusaciones.
Turquía y la Unión Europea pactaron en marzo de este año un acuerdo, según el cual Ankara recibe a aquellos refugiados que viajaron ilegalmente desde sus costas a las cercanas islas griegas. A cambio, el bloque envía apoyo económico para el cuidado de estos refugiados, acoge desde allí al mismo número de sirios interceptados en Grecia y promete liberalizar su régimen de visados para ciudadanos turcos, siempre y cuando se cumplan una serie de condiciones.
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