“Desde hace tiempo ha quedado claro que los responsables de Kiev en Washington ven al mundo entero como un gran campo de pruebas y usan cualquier conflicto armado, incluso si no están directamente involucrados en él, para probar la efectividad de sus armas”, ha declarado este miércoles Konstantín Gavrílov, jefe de la delegación rusa en las conversaciones de Viena sobre seguridad militar y control de armas.
En este sentido, el titular ruso ha señalado que, según el informe del Servicio de Investigación del Congreso sobre guerras e intervenciones militares estadounidenses en todo el mundo, desde 1798, Washington ha desatado 469 guerras e intervenciones militares.
“El profesor estadounidense JS Miller Lucas concluyó que las guerras estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial se han cobrado aproximadamente 25 millones de vidas con impunidad”, ha precisado Gavrílov para luego agregar que, con todo, Washington no tiene intención de detenerse.
Conforme al diplomático, las armas fabricadas en EE.UU. continúan siendo probadas sobre los civiles con la ayuda de las tropas y los radicales ucranianos.
Gavrílov ha lamentado que el Ministerio de Defensa de Ucrania ha invitado a empresas del complejo militar-industrial de EE.UU. a aprobar proyectos piloto antes de la producción en masa, lo que supuestamente aumentará la competitividad de estas armas si se prueban en la zona de combate.
Además, ha puntualizado que la comunidad internacional recuerda bien cómo, en agosto de 1945, Estados Unidos ‘probó armas nucleares con civiles en Hiroshima y Nagasaki. “Hoy hablamos de la legalización real a nivel gubernamental del uso de las tropas y civiles ucranianos, que serán los objetivos de estas armas, como carne de cañón”, ha añadido.
Estados Unidos tiene el arsenal nuclear más grande y avanzado del mundo, no obstante, ha salido de los instrumentos legales sobre el control de armas, incluido el Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM, por sus siglas en inglés) y el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), y además, Washington se niega a ratificar el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN).
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