“Todos deben tener muy claro que, con ello, el Ejército de EE.UU. está preparando a los Ejércitos de los Estados europeos para usar armas nucleares tácticas contra Rusia”, ha denunciado el canciller.
El jefe de la Diplomacia rusa ha destacado que su país “no posee armas nucleares tácticas desplegadas ni ensaya su uso”, sino que el armamento existente está concentrado “en las bases centrales de almacenamiento de nuestro territorio nacional”.
Lavrov ha agregado que, en estas condiciones, la existencia de armas nucleares tácticas estadounidense en Europa viola el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, por sus siglas en inglés), que obliga a Washington y Moscú a reducir sus vectores estratégicos desplegados a 700 unidades y las ojivas nucleares hasta 1550 unidades y, al mismo tiempo, a intercambiar información sobre su número dos veces al año.
El ministro ha subrayado que, “pese a los considerables avances logrados en el marco de START III, Moscú todavía considera que Washington no ha cumplido sus compromisos”.
Es de mencionar que, en enero de 2017, el presidente de EE.UU., Donald Trump, consideró que el START III era un mal acuerdo en su primera conversación telefónica con su par ruso, aunque mostró que desconocía los detalles del tratado.
Todos deben tener muy claro que, con ello, el Ejército de EE.UU. está preparando a los Ejércitos de los Estados europeos para usar armas nucleares tácticas contra Rusia”, ha dicho el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov.
Rusia, ha señalado también Lavrov, reduce constantemente sus armas nucleares, realiza un aporte especial a la reducción de las armas estratégicas ofensivas y ha recortado su arsenal en más del 85 % en comparación con la fase más tensa de la Guerra Fría.
Por último, el canciller ruso ha mostrado su esperanza de que los ciudadanos europeos sepan decir un firme “no” al despliegue en su territorio de armas nucleares de destrucción más masiva, que además pertenecen al único país que ya las ha utilizado, es decir EE.UU. contra la población de Hiroshima y Nagasaki.
Rusia y el Occidente siguen sin poder superar las tensiones que surgieron después de la crisis de Ucrania y la anexión de Crimea a Rusia en 2014 en un referéndum no reconocido internacionalmente, una situación que se agudizó con la posterior militarización de Europa por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con EE.UU. a la cabeza.
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