“Resulta evidente que, cuando EE.UU. se preocupa por la creciente influencia de Rusia y China (…) en sus vecinos del sur, solo confirma la idea evidente de que Washington rechaza categóricamente todo aquello que propone de palabra: los principios democráticos en las relaciones, los derechos soberanos de los Estados a desarrollar relaciones con otros países a su antojo, el mercado abierto y libre…”, ha destacado hoy viernes el senador ruso en su cuenta de Facebook.
Kosachov ha recordado que, para la Casa Blanca, Latinoamérica siempre ha sido su patio trasero y, en este caso, Washington “ha superado los ejemplos más evidentes de doble moral estadounidense” al declarar que EE.UU. solo busca socios en esa región.
América Latina, ha observado el senador, es una de las regiones del mundo en las que se hace patente el conflicto entre la idea de un mundo unipolar y los principios de la multipolaridad, lo que representa en realidad la lucha de una visión autoritaria del mundo contra el modelo democrático.
Resulta evidente que, cuando EE.UU. se preocupa por la creciente influencia de Rusia y China (…) en sus vecinos del sur, solo confirma la idea evidente de que Washington rechaza categóricamente todo aquello que propone de palabra: los principios democráticos en las relaciones, el mercado abierto y libre…”, afirma el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación ruso, Konstantín Kosachev.
Ayer jueves el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, aseguró que América Latina “no necesita de nuevos poderes imperiales (en refencia a Rusia y China) que solo miran por sus intereses” y aseguró que EE.UU. “es distinto”, ya que no busca acuerdos "a corto plazo con ganancias asimétricas" y, además, comparte los valores de los latinoamericanos.
En los últimos años, tanto Rusia como China han aumentado sus relaciones en distintos ámbitos económicos y militares con varios países de la región.
Por el contrario, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, y su equipo, tras llegar al poder, han aumentado de manera significativa su agresividad retórica contra varios Estados latinoamericanos, entre ellos, Venezuela y Cuba, a la vez que incrementaban las presiones contra estos dos países, elevando la tensión a niveles no vistos en años.
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