• El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev.
Publicada: sábado, 16 de julio de 2016 15:04
Actualizada: lunes, 18 de julio de 2016 7:37

El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, ha señalado que las sanciones antirrusas se tradujeron en pérdidas por 100 mil millones de dólares para los países occidentales.

Según las estimaciones de los expertos internacionales, últimamente los países que habían impuesto las sanciones (a Rusia) perdieron unos 100.000 millones de dólares”, ha aseverado el sábado Medvedev.

El premier ruso que ha asistido a la XI Cumbre de la Reunión Asia-Europa (ASEM, por sus siglas en inglés) en Ulan Bator, capital de Mongolia, ha dejado en claro que la mayor parte de los funcionarios con quienes habló durante este evento están de acuerdo que las restricciones mencionadas, sin duda alguna, perjudican las relaciones económicas.

Según las estimaciones de los expertos internacionales, últimamente los países que habían impuesto las sanciones (a Rusia) perdieron unos 100.000 millones de dólares”, ha afirmado el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev.

En este sentido, Medvedev ha explicado que la continuación de esta situación depende de los países occidentales y corresponde a Occidente decidir cuándo levantará las sanciones ya que Rusia es capaz de superar esta situación.

“Nosotros somos capaces de desarrollarnos en estas condiciones y lo seguiremos haciendo”, ha enfatizado.

Los jefes de Estado y representantes de 28 Estados miembros de la UE y 21 países asiáticos asistieron desde el viernes al evento de dos días para promover asociación y conectividad de Asia-Europa.

Rusia y Occidente viven relaciones tensas debido a la crisis en Ucrania. A finales de julio de 2014, EE.UU. y la Unión Europea (UE) impusieron varios paquetes de sanciones unilaterales que afectan tanto a particulares como a empresas concretas y a sectores enteros de la economía rusa alegando la supuesta intervención de Moscú —que el Kremlin niega— en la crisis de Ucrania, iniciada en febrero de 2014.

Por su parte, Moscú tomó represalias contra los países occidentales y reaccionó con un embargo alimentario de productos procedentes de EE.UU., la UE, Australia, Canadá y Noruega.

El 1 de julio la UE prolongó las restricciones contra Moscú hasta el 31 de enero de 2017 y Rusia respondió a este acto con una prórroga del embargo alimentario a los países occidentales hasta el 31 de diciembre de 2017.

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