Rusia continuará fortaleciendo su seguridad, principalmente mediante la mejora de la organización militar, la cooperación con los países que aspiran a la paz, la estabilidad y el desarrollo”.
“Rusia continuará fortaleciendo su seguridad, principalmente mediante la mejora de la organización militar, la cooperación con los países que aspiran a la paz, la estabilidad y el desarrollo”, ha destacado el mandatario ruso en la ceremonia de presentación de los altos oficiales en el Kremlin.
Al hacer hincapié en que hoy en día ve que algunos países transforman cada vez más su “política en acciones preventivas ilimitadas de carácter ofensivo”, Putin ha reiterado que hay amenazas que no se pueden no tener en cuenta.
Asimismo, el jefe de Estado ruso ha aseverado que algunos países, sin referirse a un Gobierno específico, no escatiman esfuerzos para aumentar el conflicto en las regiones de importancia estratégica para Rusia.
En otra parte de sus declaraciones, Putin ha declarado que Rusia no solo moderniza sus fuerzas armadas, sino que también las hace móviles y capaces de realizar las tareas más difíciles.
En referencia a la crisis de Ucrania, el comandante en jefe ha expresado su firme rechazo a la intervención en los asuntos internos de los países soberanos, provocando conflictos armamentísticos.
Tales agresiones perpetradas por algunos gobiernos han provocado y expandido un terrorismo rampante en el Norte de África, el Oriente Medio, y cerca de las fronteras de Rusia, ha advertido.
Las relaciones de Rusia con Occidente se han deteriorado en gran medida, aparentemente, por la crisis de Ucrania.
EE.UU. y sus aliados europeos han impuesto varias rondas de sanciones unilaterales contra el Kremlin, bajo el pretexto de que apoya a los combatientes independentistas en el este de Ucrania (en las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk).
Kiev, con la ayuda de Washington, ha lanzado múltiples operaciones militares para aplastar a los independientes, que han dejado numerosos civiles muertos.
Desde abril de 2014, los enfrentamientos en las provincias rusoparlantes del este de Ucrania han dejado unas 6000 personas muertas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Además, alrededor de 1,5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y gran parte de la zona ha quedado derruida.
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