A sus 77 años, el exmandatario deberá responder, entre otros señalamientos, por cargos de corrupción que pesan en su contra.
El exmandatario pasó los últimos seis años tratando de evadir la justicia del país que lideró entre 2001 y 2006. Pero, por fin, decidió entregarse a las autoridades en Estados Unidos para ser extraditado.
Para la justicia peruana, es un acusado de corrupción, que deberá responder, entre otras cosas, por los 35 millones de dólares que supuestamente recibió de mano de Odebrecht, tras favorecerla en la licitación de contratos para la construcción de la Ruta Interoceánica Sur que conecta Perú con Brasil.
Sin embargo, para sus partidarios, que se reunieron frente al aeropuerto Jorge Chávez, es un perseguido político.
A Toledo le han dictado 18 meses de prisión preventiva para afrontar su juicio. Su defensa ha solicitado que el exmandatario pase este tiempo, en arresto domiciliario, por sus problemas de salud.
Con la detención de Toledo, y con Alberto Fujimori y Pedro Castillo tras las rejas, Perú se convierte en un país con tres expresidentes en prisión.
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