La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha acusado al régimen sionista de utilizar la privación de agua y combustible como un “arma de guerra” contra la población civil de la Franja de Gaza en plena ofensiva.
Por medio de un comunicado emitido este martes, la oenegé también ha urgido el cese de los bombardeos israelíes contra Gaza y que se restablezca el suministro eléctrico para evitar “que sigan muriendo personas”.
“Para aquellos que llevan año y medio soportando bombardeos implacables, el tener que verse obligados a beber agua no potable o simplemente no disponer de suficiente agua solo agrava aún más su sufrimiento”, ha puntualizado.
Por su parte, el extremista ministro de finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, prometió el lunes que continuará con el bloqueo total de la ayuda que entra a la Franja de Gaza. “Ni siquiera un grano de trigo entrará en Gaza”, declaró.
El 2 de marzo, semanas antes de romper el alto el fuego en Gaza, Israel cerró todos los pasos fronterizos del enclave palestino, deteniendo el flujo de la tan necesaria ayuda humanitaria y agravando aún más la crisis en el territorio.
Uno de los principales objetivos del alto el fuego era precisamente permitir el retorno de la ayuda humanitaria a Gaza.
Desde que reanudó su ofensiva a gran escala el 18 de marzo, el régimen de Israel ha matado a unos 1449 palestinos y ha dejado herido a otros 3647, según el Ministerio de Salud palestino.
En total, el número de muertos ha aumentado a 50 810 mártires y 115 688 heridos desde el inicio de la agresión israelí en la Franja de Gaza el 7 de octubre de 2023, según el último balance ofrecido por el Ministerio de Salud gazatí.
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