En un comunicado divulgado este domingo, la Cancillería egipcia ha condenado el uso de granadas de aturdimiento, gases lacrimógenos y balas de goma para expulsar a los palestinos que se encontraban en el recinto de la Mezquita Al-Aqsa, en Al-Quds (Jerusalén), y ha tachado la acción israelí de inaceptable sobre todo por tratarse de santidades islámicas en los territorios ocupados.
De esta manera, ha advertido al régimen israelí de las consecuencias que enfrentará de continuar la profanación contra los símbolos religiosos y, al mismo tiempo, ha llamado a las autoridades israelíes a respetar las líneas rojas.
La Cancillería egipcia ha apostillado que este tipo de provocaciones daña los sentimientos religiosos del pueblo palestino además de que desafía los intentos realizados para reanudar las conversaciones de paz entre ambas partes.
En la misma jornada, los palestinos han salido a las calles de Qalandia, cerca de la ciudad cisjordana de Ramalá, para expresar su indignación por dicho asalto.
Los participantes, coreando eslóganes contra el régimen de Tel Aviv por profanar la Mezquita Al-Aqsa y han urgido a la comunidad internacional a frenar los crímenes de lesa humanidad que cometen los israelíes.
Estas críticas se producen luego de que varios soldados israelíes irrumpieran violentamente este domingo en el recinto de la Mezquita, uno de los lugares más sagrados del Islam, donde han agredido a más de 50 palestinos, entre los cuales decenas han resultado heridos, entre ellos un niño.
La Mezquita de Al-Aqsa es un lugar de suma importancia para los musulmanes. El régimen israelí, que se considera el principal propietario de los territorios palestinos desde el inicio de su ocupación, sueña con destruir esa mezquita a fin de transformarla en un templo judío.
En los últimos meses, las fuerzas y los colonos israelíes han intensificado sus ataques contra Al-Aqsa, que ha resultado en choques violentos entre las dos partes, sin embargo, este ataque israelí ha sido uno de la más brutales en los últimos años.
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