Las sanciones de EE.UU. contra la República Islámica de Irán y Siria buscan diferentes, pero a la vez, objetivos muy interrelacionados.
La arrogancia mundial, mediante las sanciones a Irán, pretende forzar a este país a negociar su programa de misiles y debilitar, así, su relevante papel en Asia Occidental. Mientras tanto, sus medidas punitivas contra Siria, aplicadas bajo la denominada Ley César, tienen por meta expulsar a los aliados de Damasco del territorio sirio y frenar el apoyo del país árabe al Eje de la Resistencia.
La referida ley va más allá de cualquier otra sanción previa, pues no solo atenta contra los principales miembros del Gobierno sirio, sino que también contra cualquier otra persona que realice transacciones con ellos, ya sea siria o de cualquier otra nacionalidad. Esto engloba, en particular, a las entidades dedicadas a actividades de reconstrucción, así como las operaciones relacionadas con las industrias de la aviación, el petróleo y el gas; la prestación de ayuda humanitaria está exenta.
Washington también impuso embargos al Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), debido al hecho de que, generando conflictos y guerras, el país norteamericano no pudo frenar el avance del Eje de la Resistencia, que es considerado una piedra en los zapatos de EE.UU. y su aliado en la zona, el régimen de Israel.
Algunos miembros del Parlamento sirio subrayan que el asedio estadounidense a Siria no es nada nuevo, pues ya existía desde hace muchos años; además de señalar que EE.UU. quiere abandonar Siria, pero el lobby sionista ha presionado al Gobierno estadounidense y le ha pedido que conmine a los aliados de Siria para que abandonen el territorio sirio. De hecho, EE.UU. y el régimen de Tel Aviv no buscan derrocar el Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, mediante un bloqueo económico porque saben a ciencia cierta que el Gobierno sirio y el Eje de la Resistencia se quedarán y nunca serán derrotados. En realidad, lo que buscan es que Siria vuelva al año 2011, período en el que no había asesores militares de Irán, país que lidera el Eje de la Resistencia.
Teniendo en cuenta estas medidas y las presiones ejercidas contra Irán y Siria, toca responder a las siguientes preguntas:
¿Qué opciones tiene el Eje de la Resistencia para hacer frente al bloqueo económico de EE.UU.?
¿Se convertirá esta guerra económica en una confrontación militar?
La República Islámica de Irán baraja varias opciones para responder a las sanciones de EE.UU. contra Siria, y su respuesta no se limitará únicamente al envío de buques a este país, tal y como hizo cuando decidió romper el bloqueo estadounidense contra Venezuela. Conforme a varios analistas, Irán hará caso omiso a la Ley César y retará a Washington a fortalecer sus lazos con Damasco, estrategia que demuestra que el país persa hará todo lo posible para neutralizar los efectos de las aludidas sanciones. Desde hace más de 40 años, Teherán es blanco de los embargos ilegales que le ha ido imponiendo EE.UU., y actualmente, tras la salida del país norteamericano del acuerdo nuclear, de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés), las sanciones se han vuelto más severas y han incidido en la estructura de la economía iraní.
Teniendo en cuenta esta situación, Irán se convertirá en el único país al que las sanciones no le afecten. A diferencia de otros Estados, la Ley de César no puede limitar al país persa ni perjudicar sus actividades en Siria. La postura de Teherán respecto a los nuevos avances es similar a su posicionamiento político los primeros días del inicio de la crisis siria, y esta actitud es completamente contraria a los objetivos de la Ley de César, cuya finalidad última es acabar con la presencia de Irán en el territorio sirio. Con los nuevos bloqueos, EE.UU. puede congelar los activos de cualquiera que haga tratos con Damasco, independientemente de su nacionalidad, por lo que abarcará extendiéndose más allá del territorio sirio y apuntará a Rusia e Irán, los principales aliados de Al-Asad.
Irán aguantó las peores sanciones de la historia gracias a que aplicó las directrices del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, que ha hecho hincapié en la necesidad de adoptar una “economía de resistencia” como un modelo para contrarrestar, con efectividad, las sanciones estadounidenses. El envío de varios buques cargados de gasolina a Venezuela es considerado un claro ejemplo del triunfo de Irán frente al régimen de sanciones de EE.UU. Hace dos años, Washington soñaba con impedir la importación de gasolina procedente de Irán, pero lo que no se podía imaginar es que Teherán llegaría a ser autosuficiente y exportaría combustible allende sus fronteras, en concreto a Venezuela.
Sin duda alguna, las sanciones contra Siria no son más severas que las antiraníes, ya que Damasco puede utilizar la experiencia del país persa para neutralizar los efectos de las sanciones en su contra. Además, los amigos de Siria la pueden ayudar a neutralizar el efecto de dichas sanciones e infligir así una derrota a Israel y EE.UU.
Recordemos que el fin de la llamada Ley César es desestabilizar Siria e impedir su reconstrucción. De acuerdo con los estadounidenses, Siria no debe gozar de estabilidad alguna y siempre debe estar en una posición de debilidad debido a su presencia en la primera línea de la lucha contra Israel. Por lo tanto, el primer objetivo de EE.UU. es evitar que el país árabe logre alcanzar las tan ansiadas estabilidad y seguridad, y debilitar, de este modo, al Eje de la Resistencia. En realidad, podemos aventurar que el principal objetivo de EE.UU. con el anuncio de esta ley es fortalecer la posición de Israel en la región, ya que, hoy en día, el régimen sionista se halla en firme declive, y enfrenta problemas internos y externos, muchos de ellos lejos de resolverse.
La temporalidad de la mencionada ley pone de manifiesto que EE.UU., tras sufrir sucesivas derrotas en el campo de batalla, pasó al plan B y recurrió al anuncio de la Ley César para contrarrestar las victorias del Ejército sirio y sus aliados del Eje de la Resistencia, que han recuperado la mayoría de las zonas que se hallaban bajo el control de los terroristas del EIIL (Daesh, en árabe) y del Frente Al-Nusra (autodenominado Frente Fath Al-Sham) en el territorio sirio.
No buscamos negar los efectos negativos de las sanciones de EE.UU. en la vida de los sirios, que llevan lidiando con una guerra mundial durante cerca de una década; sin embargo, sí queremos saber la respuesta de Siria a estas sanciones crueles y unilaterales de EE.UU. o al menos sus soluciones para reducir el impacto de estos embargos en la vida de la ciudadanía.
Siria debe confiar en sí misma para superar esta crisis económica, y debe aplicar una política anticorrupción y centrarse en la industria agrícola. Tal y como subrayó el primer ministro, Hussein Arenus, el Gobierno sirio está desarrollando un plan integral para desarrollar la agricultura, a fin de fortalecer la capacidad de los ciudadanos sirios para aguantar el injusto asedio y resistir ante la política estadounidense que busca mantener a las naciones hambrientas. De igual modo, Siria puede sacar provecho de la oportunidad generada por el estallido de la guerra comercial y económica entre China y EE.UU. para dirigirse hacia el este de Asia y atraer inversores y productos chinos para florecer su economía.
Por su parte, Hezbolá de El Líbano cuenta con numerosas opciones para contrarrestar las sanciones de EE.UU., y la guerra de los 33 días contra el régimen de Israel, en julio de 2006, constituyó un testimonio de la victoria de la Resistencia frente al proyecto estadounidense para la región de Asia Occidental. Con las sanciones, EE.UU. y el régimen israelí están tratando de destruir la unidad entre los sirios y los libaneses, como lo indicó en su último discurso el secretario general de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá.
Es por ello que EE.UU. ha usado sus últimas herramientas para, quizás, tener éxito, mientras que su situación interna es crítica. No obstante, Washington ignora lo que le espera. “Los aliados de Siria han respaldado a este país con toda su fuerza y no lo han abandonado ni un solo momento y tampoco lo abandonarán en la guerra económica de EE.UU.”, ha enfatizado el líder de Hezbolá en un mensaje que parece tener implicaciones políticas y militares.
En primer lugar, si EE.UU. excede sus límites, Hezbolá y la Resistencia de la región cuentan con las suficientes opciones y alternativas como para responder a estas violaciones con el objetivo de establecer nuevas reglas en el conflicto.
Segundo, las declaraciones de Nasralá ponen de relieve la plena confianza del movimiento libanés en sí mismo. El máximo responsable de Hezbolá afirmó que Israel y sus lacayos no podrán derrocar el Eje de la Resistencia, lo que significa que el Eje de la Resistencia se halla sumamente preparado para contrarrestar la presión estadounidense e israelí; además de estar listo para entrar en una nueva confrontación militar con sus enemigos, incluso aunque su coste sea cambiar el mapa de Asia Occidental.
Por Mohsen Khalif Zade