El lunes el ministro de Defensa de Japón, Kono Taro, a través de un anuncio citó los costos y los problemas técnicos como las razones de la suspensión de los planes de Japón para desplegar esta defensa balística que fueron aprobados en diciembre de 2017 con el fin de fortalecer las defensas de Japón ante posibles amenazas desde Corea del Norte.
“Vamos a parar el proceso de la instalación del sistema Aegis que se iba a colocar en (las perfecturas de) Yamaguchi y Akita, debido al gasto y la época actual”, afirmó el alto funcionario y apuntó que “sería difícil asegurar que los propulsores cayesen dentro del perímetro del campo de entrenamiento sin afectar la seguridad de los habitantes de las localidades cercanas”.
Según Kono, las personas que residen en alrededores de las instalaciones han mostrado en repetidas ocasiones su temor ante el posible impacto que las ondas electromagnéticas del radar de Aegis tendrían para la salud, así como la posibilidad de que sus comunidades se conviertan en objetivo de un hipotético conflicto armado.
Akita se encuentra en el norte de Japón y Yamaguchi, en el suroeste del país y allí hay una importante base militar estadounidense.
En otra parte de sus declaraciones, Kono explicó que las conversaciones con Estados Unidos han concluido con la noticia de que no se podía garantizar la seguridad de los municipios y que los desafíos técnicos no se resolverían sólo con modificaciones de software.
También, el ministro de Defensa nipón ha añadido que planea reunirse con el Consejo de Seguridad Nacional para explicar esta decisión.
No obstante, por el momento, ha matizado Kono, se mantendrán los sistemas Aegis de defensa antimisiles a bordo de los destructores nipones.
Hasta la fecha, Tokio ha gastado 1600 millones de euros para desarrollar este plan, además del dispendio de 3700 millones de euros que supuso para el erario público japonés la compra y el mantenimiento durante 30 años de la defensa antimisiles estadounidense.
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