A través de un comunicado divulgado el sábado, Abu Ali al-Askari, responsable de seguridad de Hezbolá iraquí, subrayó que “la embajada estadounidense en Bagdad es una base avanzada para gestionar operaciones militares y de seguridad contra el pueblo iraquí”.
Aseveró que este edificio es un nido de espionaje, y arremetió contra ciertas partes iraquíes que lo consideran como un centro diplomático que debe ser protegido.
Las fuerzas estadounidenses atacaron recientemente un cuartel general de la Resistencia iraquí que provocó la muerte de ocho combatientes. Tras lo ocurrido, el área alrededor de la Zona Verde de Bagdad y la embajada estadounidense fueron la madrugada del viernes blanco de ataques con cohetes.
Ninguna parte se ha atribuido la responsabilidad de esta operación. Después de la ofensiva, Estados Unidos pidió al Gobierno de Irak que protegiera al personal y las instalaciones diplomáticas de la llamada coalición internacional, liderada por el país norteamericano.
Se trata del primer ataque a la embajada estadounidense en la Zona Verde de Bagdad tras el inicio de las agresiones del régimen de Israel contra la Franja de Gaza.
La Resistencia de Irak ha llevado a cabo decenas de operaciones contra las fuerzas de ocupación estadounidenses y sus bases militares en Irak y Siria desde el comienzo de los indiscriminados bombardeos del ejército israelí contra Gaza el 7 de octubre. Asimismo, ha prometido continuar con estos ataques de represalia mientras persista la agresión sionista.
De hecho, la Resistencia Islámica de Irak anunció el miércoles un ataque con drones contra la base aérea de Ain al-Asad, situada a unos 160 kilómetros al oeste de Bagdad (la capital de Irak), en respuesta por la complicidad de Estados Unidos en la guerra genocida del régimen de Israel contra la población palestina en Gaza.
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