Mediante un comunicado publicado el viernes, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció sanciones contra Qais al-Jazali y su hermano Laith, así como Husein Falil Aziz al-Lami, tres líderes del grupo Asaib Ahl al-Haq, que forma parte de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe).
El Departamento del Tesoro estadounidense, a su vez, afirmó que la decisión responde a la violaciones de derechos humanos supuestamente por parte de los sancionados durante las recientes manifestaciones en Irak. Efectivamente, la Cartera norteamericana acusó a las fuerzas populares iraquíes de “abrir fuego” contra los manifestantes.
Esto mientras, Al-Hashad Al-Shabi, desde el inicio de las protestas en el país árabe, ha expresado su respaldo a las demandas legítimas de los manifestantes y ha prometido esforzarse para que Irak supere sus problemas.
De hecho, elementos que se hacen pasar por manifestantes aprovecharon las marchas para abrir fuego contra los participantes y contra la Policía iraquí para culpar a las fuerzas populares de Irak de tales actos de violencia.
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El Tesoro norteamericano también informó que fue sancionado el empresario iraquí Jamis Farhan Janjar Isawi presuntamente “por sobornar funcionarios de Gobierno y participar de actos de corrupción a expensas del pueblo iraquí”.
Las nuevas sanciones estadounidenses provocaron la crítica de varios parlamentarios iraquíes. El Movimiento Nacional de Sabiduría (Al-Hikma) tachó la medida de una injerencia en los asuntos de Irak. “Consideramos estos actos como una clara violación de la soberanía nacional y la injerencia en los asuntos internos de Irak”, comunicó.
Por su parte, Muhamad al-Rabiei, portavoz del movimiento Al-Sadequn, ala política de Asaib Ahl al-Haq, atribuyó los embargos a la ira de Washington al ver que sus “planes hegemónicos” han sido frustrados por las fuerzas populares iraquíes que siguen “luchando contra la ocupación, el terrorismo takfirí, la balcanización (del país) y la corrupción”.
La enemistad del Gobierno de Estados Unidos con las fuerzas populares y de resistencia en la región tanto en Irak como en Siria y El Líbano se produce, a pesar del destacado rol que estos movimientos han desempeñado en la lucha contra las agrupaciones terroristas en la región.
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Las Al-Hashad al-Shabi, por ejemplo, que fueron conformadas en 2014 tras una “fatwa” (edicto religioso) lanzada por el máximo clérigo chií de Irak, el ayatolá Seyed Ali Sistani, para instar al pueblo iraquí a adherirse a la lucha antiterrorista del Gobierno, jugaron un rol predominante en la derrota de la banda extremista EIIL (Daesh, en árabe) en este país.
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