Este jueves, enormes explosiones se escucharon y columnas de humo se erigieron en los cielos de Al-Bara después de que aviones rusos, en apoyo a la lucha de Siria contra los terroristas, bombardeara posiciones de los extremistas.
Mientras que nominalmente son socios, Moscú y Ankara se han lanzado a un curso de colisión aparentemente inevitable en Idlib, territorio en el noroeste de Siria, donde Rusia está ayudando a su aliado, el presidente sirio, Bashar al-Asad, a eliminar el último bastión de terroristas en el país árabe.
Sin embargo, Turquía está apoyando a grupos militantes armados, que atacan continuamente al ejército sirio y objetivos civiles en Idlib. Ante ello, Damasco, desde el año pasado, mantiene en curso una ofensiva a gran escala contra los terroristas.
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